
Gestión de desastres naturales
Algunos presidentes de México han dejado huellas con sus frases, las más espontáneas. A López Portillo se le recuerda con esa de “la corrupción somos todos” y a Vicente Fox con las de “¿Y yo por qué?” y la dirigida a Castro Ruz de “comes y te vas”.
El primer mandatario, Enrique Peña Nieto, ha dicho varias. Pudieran quedarse para el anecdotario político las recientes de “¿Qué hubieran hecho ustedes?” y “la gallina de los huevos de oro se secó”.
Con la primera de ellas, el titular del Ejecutivo ha recibido una avalancha de comentarios, destacados en las redes sociales.
En ese sistema de comunicación, los críticos se escudan en el anonimato, abusan de los calificativos, recurren a leperadas y a asuntos personales de sus víctimas, confiados en que no hay forma de acusarlos civil o penalmente.
En este sexenio, las redes sociales cobraron fuerza y el presidente Peña Nieto ha sido blanco de las mismas.
Algunos políticos y burócratas aprovechan tales redes para contrarrestar sus efectos, pero no logran borrar los ataques arteros.
El presidente Peña Nieto evidenció sinceridad con la gallina de los huevos de oro. Pero de inmediato, en cuestión de minutos, fue objeto de ataques, algunos de chunga y otros francamente groseros.
Al tema se le empezó a llamar “gallinicidio” y se hizo ver que las gallinas no se secan, porque no son plantas ni flores.
Como el presidente Peña se refirió con ese símil al gigantesco yacimiento de Cantarel, se le advirtió que Vicente Fox, Felipe Calderón y él fueron quienes secaron el yacimiento del cual se extraían más de tres millones de barriles por día.
Fox y Calderón se ufanaron de las ventas de aquel petróleo de buena calidad, a razón de un millón 200 mil barriles por día.
Del dineral obtenido por semejante dispendio no fue dedicada, ni una mínima parte, para el mantenimiento y modernización de las seis refinerías. Se cumplió el deseo de Vicente Fox de acabar con la principal industria nacional.
Por lo menos tres refinerías están colapsadas y han dejado de producir el 60 por ciento de las gasolinas requeridas.
Debido a las compra de gasolinas a Estados Unidos, Pemex está en quiebra. México dejó de ser nación petrolera y el gobierno ya no puede despojar a la paraestatal de hasta el 70 por ciento de sus ventas y completar los cuantiosos presupuestos de su gasto público.
Por todo ello se nos exprime con los nuevos precios de los energéticos. Cuanto diga el secretario de Hacienda en contrario, José Antonio Meade, son puros cuentos.