
Lista entrega de tarjetas del programa Corazón de Mujer
LA CIUDAD DE LAS TORMENTAS
El ridículo de los alineados diputados morelenses alcanzó dimensiones nacionales, fueron exhibidos dos veces en una quincena por la Suprema Corte que los terminó de desnudar como una legislatura de torpeza aguda en el ansia de destituir a Cuauhtémoc Blanco del ayuntamiento de Cuernavaca. Por tercera vez el ex futbolista, a quien tachan de ignorante e iletrado, les pintó el rostro.
La urgencia –orden- era que Blanco Bravo no podía iniciar 2017 como presidente de la capital del estado y en esa consigna se unió el ex presidente municipal Manuel Martínez Garrigós quien aventó al senil abogado Raúl Carrancá y Rivas a interponer juicio político contra el edil.
En 72 horas los congresistas dieron entrada, notificaron, emplazaron y enjuiciaron al “Cuau”. La misma legislatura que demoró meses en desechar la solicitud de miles de ciudadanos para destituir al gobernador Graco Ramírez.
Es explicable la barbaridad del congreso morelense cuando diputados como Francisco Santillán enarbolan semejantes conceptos sobre la Suprema Corte: “Cuando algo tiene cola y patas de pato, no va a ser perro”. Con tales expresiones el nombrado “Paquito” tal vez llegue a magistrado de la Corte Penal Internacional de La Haya.
Blanco regresó a la sede del Ayuntamiento tras ser impedido por elementos del Mando Único morelense a ingresar al despacho. Los uniformados en cambio permitieron a 10 regidores opositores y la síndico municipal acceder al recinto. Así confirmó el Ejecutivo estatal su presencia en la crisis política de la derruida ciudad primaveral.
El hijastro del gobernador Graco Ramírez y presidente del PRD morelense, Rodrigo Gayosso, logró el cometido de convertirse en figura nacional: es acusado de amenazas a periodistas, tráfico de influencias, negocios con prestanombres y corrupción política por organizaciones civiles opositoras, entre otros actores protagónicos de la entidad. Hubo de acudir a Televisa en cadena nacional para negarlo.
Los diputados involucraron al Poder Judicial local con la legislación inverosímil de prolongar la estancia de los magistrados actuales hasta por 20 años ¡el mismo día que les enviaron el juicio político contra Cuauhtémoc Blanco!
Tal acción fue vista como un vergonzante soborno porque ni los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación permanecen tanto tiempo en sus sillas.
Los integrantes de Tribunal Superior sesionaron para integrar la comisión instructora hasta que llegó el ordenamiento de la Suprema Corte. ¿Necesitaban los togados de Morelos caer en la vorágine de los diputados?
En el PAN Morelos hubo repudió sobre sus cuatro diputados que votaron por el juicio político. El dirigente del comité directivo estatal, Juan Carlos Martínez Terrazas, se deslindó de las decisiones de sus legisladores y anunció la remoción del coordinador del grupo parlamentario, Carlos Alanís Romero, sujetos a investigación.
Del PRI nada por añadir. Los diputados locales y el Comité Ejecutivo Estatal hablan idiomas distintos. La agonizante dirigencia de Rodolfo Becerril se pronunció apenas cuatro días después de que Cuauhtémoc Blanco ya había sido amparado por la Suprema Corte, mientras los legisladores del tricolor son monumentos de servilismo al PRD de Graco Ramírez y su hijastro.
Se niegan a aceptar en Casa Morelos que Cuauhtémoc Blanco es presidente municipal no por alguna cualidad deslumbrante sino porque el desprecio al gobierno actual motivó el voto ciudadano a favor de un ex futbolista.
El desprecio a los diputados y sus titiriteros abona a un clima de inestabilidad que pasa del campo político a lo social. Han reventado ya las ligas de la tolerancia, perdieron las formas mas elementales de al menos disimular su voracidad en tanto el termómetro ciudadano se eleva a niveles peores a los de la crisis del ex gobernador Jorge Carrillo Olea.
La federación debe intervenir.