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Algo debe tener con serias ocupaciones al gobierno de Graco Ramírez para no confiar en la mayoría absoluta que ha conformado el PRD en el congreso del estado sobre cuanto planee legislar en 2017.
El entreguismo total que dio el PRI al perredismo morelense sobrepasó los límites no solo de la congruencia política, incluso la dignidad personal de los legisladores del otrora fuerte partido quedó mancillada con papelón indigno ante una fuerza que a nivel nacional vive en declive.
De la mano de Francisco Moreno Merino el priísmo quedó el primer año de la actual legislatura como puñado de arrodillados ante un bloque de perredistas que sin el cobijo del gobierno estatal en el escenario nacional pasarían desapercibidos. Baste mirar a los diputados federales morelenses del PRD para saber su verdadero nivel en el concierto republicano.
Pero la voracidad e incongruencia de Moreno Merino colocó en la postura mas vergonzante al partido tricolor que le aprobó todo al gobierno de Ramírez Abreu a pie juntillas sin tomar en cuenta las alianzas del PRD con el PAN en distintas gubernauras y provocó la seguidilla de descalabros mas dolorsa para el priísmo.
Así fue como el Ejecutivo morelense tuvo auténticos días de campo con la aprobación de sus diputados y el apoyo del PRI. Por supuesto hubo recompensas, de lo contrario ni cómo explicar el desflaco millonario en el Congreso y del cual no saldrá ningún responsable.
Empero, el empinamiento tricolor tuvo secuelas y aunque Paco Moreno pretendió disimular su entreguismo, por presuntamente presidir la Mesa Directiva “imparcial”, alcanzó el punto de atraer la atención de los dirigentes nacionales del PRI.
Sabedores al interior de casa Morelos que en el perentorio su fiel Moreno Merino recibiría la inminente descalificación del CEN y al frente de la Legislatura ya había sobregirado el cheque con exasperantes poses divinas, decidieron bajarlo.
Desesperado por la exhibición de quien es derrocado, don Paco tuvo un último exabrupto al anunciarse fuera del congreso para atender una invitación de Graco Ramírez a unirse al gobierno perredista. Y resultó falso hasta ahora.
Sin embargo, la administración graquista no ve lealtades plenas en el tricolor para repetir otro año de besmanos. Por ello recurrió a la divina tentación y engrosó la bancada del sol azteca con las incorporaciones del ex panista José Manuel Tablas, la ex verdecologista Silvia Irra y Edwin Brito quien dejó sin representación al PT; previamente Julio Espín también sumó a las filas amarillas.
El sol azteca cuenta con 12 diputados, el doble que el PRI y PAN, sin embargo están previstas al menos otras tres deserciones directo a las enaguas perredistas.
¿Por qué forman tal sobrerepresentación? Además de poner sobre la mesa los pendientes del aborto, adopciones de parejas del mismo sexo y otras legislaciones con tintes mercantiles, el gobierno de Ramírez busca otro trasfondo, oscuro y de alto riesgo para el equilibrio de poderes en los próximos años.
Para el proceso electoral de 2018 habrá la reeleción de diputados locales y en dos semanas más esta misma legislatura habrá de establecer las reglas electorales para la causa donde los propios habrán de poner las condiciones de repetir en el puesto.
A mayor número de afiliados más posibilidades de repetir carro completo en dos años y cuánto mejor si se logra con ejemplares diputados dipuestos a no abrir la mínima opción a realizar escrutinio al gobierno actual en el futuro.
Al final estarían los mismos que desecharon abrir el proceso de juicio político contra el gobernador.
Mas vale prevenir, dicen.