
¿Qué impedimentos tiene un Juzgador para resolver un asunto?
EN MORELOS LOS DAMNIFICADOS DE LA FALTA DE OPORTUNIDADES SON MUCHOS MAS QUE LOS DEL SISMO
Premio Nacional de Economía Política, CNE, 2006
@rtamayoflores
Mucho antes de los sismos de septiembre la economía del Estado de Morelos ya se encontraba bastante maltrecha. A partir del inicio del actual gobierno estatal cayó en un socavón. El crecimiento económico de Morelos ha sido fue bastante raquítico, en el período 2013-2016 promedió 1.35% y el 2017 no pinta mejor. El crecimiento del empleo formal, de acuerdo a los registros del IMSS, también se desplomó, promediando apenas 1.5% durante el mismo periodo. En consecuencia, la pobreza aumentó de forma alarmante. Durante el periodo 2012-2014 hubo un aumento en el número de pobres de 17.8%, el mayor incremento de las 32 entidades federativas, y aunque entre 2014 y 2016 se redujo en -2.78% hoy en Morelos hay casi 123 mil pobres más de los que había en 2012. Casi la mitad de la población estatal (966 mil) se encuentra en situación de pobreza.
Esto contrasta de forma muy notoria con el desempeño económico estatal previo. Durante el periodo 2010-2012 el PIB creció en promedio 5.5% y la generación de empleo formal en 5.1%. Se generaron casi 9 mil empleos por año en promedio. En contraste, desde enero de 2013 y hasta junio de 2016 se han generado solo 2 mil empleos por año en promedio.
Lo anterior muestra, con cifras oficiales y públicas, que el actual gobierno recibió una economía que marchaba fuerte y que desafortunadamente pronto se vino abajo. Hoy está en calidad de zombie—es un cadáver que camina con dificultad. El crecimiento de la economía es raquítico, la generación de empleo formal casi nula y la mitad de la población esta en situación de pobreza.
A este desesperanzador escenario se suma el sismo del 19 de septiembre. El fatídico acontecimiento sin duda tendrá un impacto negativo en la economía de Morelos sobre todo en el corto plazo. Los resultados de la primera encuesta del INEGI para conocer las afectaciones que sufrieron las empresas revelan que en Morelos el 22.5 por ciento de las empresas tuvieron algún tipo de afectación (alrededor de 24 mil 500). De estas el 55 por ciento suspendió actividades (alrededor de 13 mil 500) y el 27.5 por ciento suspendió actividades por más de tres días (alrededor de 3 mil 750). Cabe señalar que Morelos presenta el porcentaje más alto de empresas que suspendieron actividad y el segundo más alto de empresas que suspendieron por más de tres días.
En el corto plazo se sufre la perdida de producción debido a la suspensión de actividades. Al respecto decíamos que casi el 30 por ciento de las empresas del estado cerró por más de tres días. Seguramente la mayoría son pequeños negocios en el área de comercio y servicios pero la línea de ensamblaje de la armadora NISSAN también fue afectada. Es decir, hubo afectaciones en empresas de todos los tamaños. El gasto de las familias (su consumo) seguramente decrece, aunque no tan bruscamente debido a las donaciones y aportaciones que permitirán que el ingreso disponible permanezca sin cambios sensibles. Es posible que también el flujo de remesas aumente para ayudar a los damnificados.
En el largo plazo, debido a los activos que se pierden, se restringe la producción futura y el crecimiento potencial de la economía. Cada sector es impactado en diferente medida y el resultado general dependerá en mucho de la estructura económica. Generalmente, el sector turismo es de los que más sufren en este tipo de desastres y en Morelos este es importante; contribuye con alrededor del 15 por ciento del PIB estatal. Por el contrario, el sector de la construcción usualmente se beneficia en la etapa de reconstrucción; en Morelos representa alrededor del 8 por ciento del PIB. Tanto las afectaciones de corto plazo, como el impulso económico posterior se concentran en las zonas más afectadas, por ejemplo, Jojutla y Axochiapan. La primera es la tercer zona urbana más grande del estado.
La afectación al acervo de infraestructura pública no es menor. Varios Hospitales regionales y muchos centros de salud sufrieron daños severos. Las escuelas dañadas se cuentan por centenas. Varios tramos de carreteras estatales quedaron intransitables. Por otra parte, un buen número de balnearios sufrieron daños mayores, incluyendo varios alimentados por corrientes naturales de agua que debido al sismo dejaron de fluir o sufrieron algún cambio en su composición química. Los pequeños negocios en comercio y servicios devastados físicamente son numerosos. Se reporta que al menos trecientos inmuebles históricos sufrieron daños, incluidos once monasterios de la Ruta Turística de los Conventos. La recuperación o reconstrucción de todo esto tomará mucho tiempo.
A nivel nacional algunos bancos han estimado que las afectaciones del sismo reducirán el crecimiento de 2017 entre 0.1 y 0.3 por ciento. Dado que Morelos es uno de los seis estados del país donde ocurrieron las afectaciones, podemos afirmar que el impacto negativo será mucho mayor. A esto se suman dos elementos importantes; por una parte, que el sector turismo es usualmente uno de los más afectados y en Morelos este aporta una parte importante del PIB, y por la otra, que la tercer área urbana más grande del estado fue devastada, con afectaciones importantes al comercio. Asimismo, la encuesta del INEGI muestra que Morelos tiene el porcentaje más alto de establecimientos que cerraron un día, y el segundo más alto de empresas que suspendieron actividades por más de tres días.
Todo esto permite sugerir que la reducción del crecimiento económico estatal conservadoramente será de al menos 0.6 por ciento. Esa reducción es muy alta para una economía que tan solo ha crecido 1.4 por ciento en promedio durante los últimos cuatro años. En el primer trimestre del 2017 creció 4.7 por ciento, impulsada principalmente por el sector industrial; su mejor desempeño desde hace años, sin embargo, el efecto del sismo afectará negativamente el tercer y cuarto trimestres del año. Al final, considero que en 2017 la economía morelense no logrará un crecimiento superior al 3 por ciento.
Las casi 5 mil 500 viviendas con daños graves y los 20 o 30 mil damnificados significan que el nivel de pobreza ha aumentado, lo cual aunado a la perdida de producción e ingreso conducen a Morelos a lo que ya se conoce como el sexenio perdido. Lo cierto es que ya existían muchos más damnificados de los que el sismo dejó; aquellos damnificados del raquítico crecimiento económico, la nula generación de empleo formal y el aumento alarmante de la pobreza de los años anteriores. Los damnificados de la rampante inseguridad y la corrupción sin precedente que sin duda se han erigido como verdaderos obstáculos al crecimiento económico.