
Gestión de desastres naturales
EL PRI Y EL PODER
5a. y última parte
PEÑA NIETO Y EL DERRUMBE DEL SISTEMA
La administración de Enrique Peña Nieto ( 2012- ), quien llegó al poder merced a una excelente campaña mediática y en medio de las airadas protestas del, por segunda ocasión, perdidoso Sr. López, inició con buenos augurios. El Pacto con México, las reformas estructurales – siempre controvertidas y, sin embargo, justificadas, en particular la Educativa-, el repunte de la economía, el reajuste del presupuesto que ya no depende principalmente de Pemex, como antes lo hacía, la estabilidad del tipo de cambio – hoy truncada -, de la bolsa de valores, del sector financiero y de la inversión nacional y extranjera, así lo indicaban y si bien a la fecha la Macro Economía se mantiene bajo control (gracias Sr. Carstens) y el presente gobierno ha mantenido la inflación en niveles razonables, así como una tasa de crecimiento modesta, pero crecimiento al fin, a la vez que realizado una enorme inversión en obra material y de infraestructura, principalmente carreteras, escuelas y hospitales, al igual que la inversión social a través de paliativos como Prospera, apoyos para los adultos mayores y madres trabajadoras, comedores comunitarios y la lucha contra la pobreza, la realidad es que la corrupción y lo que es más grave: la impunidad siguen campeando en todos los niveles de la administración pública sumadas a la guerra contra el narco y el crimen organizado que ha costado miles de vidas, heredada de su antecesor el Sr. Calderón quien hoy pretende llevar a su conyugue nada menos que a la presidencia de la República; guerra absurda que tiene sumido al país en un baño de sangre y de violencia – Remember La Barca, Ayotzinapa, Tatlaya y las diarias e innumerables ejecuciones que han convertido a México en el segundo más violento del mundo -, después nada menos que de Siria – que el gobierno ha sido incapaz de contener, vamos, ni siquiera apaciguar no obstante la recia intervención – cuestionada por los mismos militares – de la institución más seria y respetada del país, reorganizada en los tiempos del General Calles: el Ejército Mexicano. Digan lo que digan los voceros gubernamentales y el mismo Presidente de la República, cuyas declaraciones sobre éste y otros temas son francamente cuestionables.
Parecería que el presidente y los miembros de su gabinete, secundados y aplaudidos por sus incondicionales ante auditorios entusiastas, hablaran de otro país, en el que todo marcha de maravilla; un país ilusorio donde la pobreza, la corrupción, la impunidad, la marginación, la pobreza y la violencia son cosa del pasado; un país en el que los maestros cumplen con su deber en la educación de las generaciones futuras sin desquiciar la vida de los capitalinos con marchas y exigencias absurdas; un país cuyos funcionarios y líderes sindicales renuncian a los privilegios y excesos en sus sueldos y prestaciones; un país en el que los dineros mal habidos regresan a las arcas nacionales y los responsables son sancionados conforme a Derecho y en el que la procuración de justicia y la actuación de los jueces son expeditas, transparentes y apegadas a la ley; un país donde los impuestos son proporcionales al ingreso de los causantes y quienes ganan más pagan más, y en el que hay empleo suficiente y bien remunerado; un país donde la inflación y la carestía se encuentran bajo control y en el que el costo de la vida es acorde con el ingreso de los trabajadores, quienes, en consecuencia, no tienen necesidad de migrar para sobrevivir; un país sin “Huachicoleros” dentro y fuera de Pemex y en el que policías y burócratas son incapaces de extorsionar y abusar de la gente que los ve con simpatía y hasta con respeto; un país en crecimiento, en paz y en armonía en lo interno, con nuestros vecinos y con los países de todo el orbe. Un país ideal como la República de Platón o las utopías renacentistas de Tomás Moro, y Francis Bacon.
El problema es que mientras los hombres del poder viven esta quimera, la irritación, el descontento y la decepción, crecen incontenibles como el precio de los combustóleos y el costo de la vida toda; el petróleo ya no vale ni la mitad de lo que valía, el trabajo es escaso, no hay dinero en la calle y la gente, cada vez más, hace patente su disgusto y su miedo en tanto la violencia continúa, irrefrenable, tolerada y hasta prohijada por las autoridades. Las medidas de política pública son insuficientes, no se ha logrado contener la corrupción y la desconfianza, el cinismo y la apatía social campean en el ánimo y conducta de la población, las desigualdades entre sectores y subsectores, entre géneros y generaciones, entre quienes logran educación y quienes no, entre los poseedores del Capital, y los trabajadores y empleados, son cada vez más acusadas, más evidentes.
En estas circunstancias, cuando el futuro, como el presente de las mayorías se antoja sombrío, confuso, incierto por decir lo menos, no es de sorprender que la aceptación de Peña Nieto y de su gobierno se encuentre en su nivel más bajo y si bien las recientes aprehensiones de Tomás Yarrington y Javier Duarte y algunos de sus cómplices y socios, podrían tener repercusiones favorables para el gobierno y para el PRI, esto no será suficiente para el 2018, no importando lo que ocurra con las próximas elecciones del Estado de México dadas las fallas enormes no sólo del gobierno, sino del Sistema en su conjunto que se antoja ahora sí, agotado, terminado. Su derrumbe es evidente. No da para más. En consecuencia, no se requiere ser adivino para entender que el PRI tiene los días contados, si no como instituto político, si como partido en el poder.
Mientras tanto, el Sr. López se frota las manos. Cada vez que el gobierno incurre en errores garrafales como la invitación y recepción cual jefe de Estado al Sr. Trump y el torpe manejo de medidas como el gasolinazo, sus posibilidades aumentan y si a ello sumamos “la cargada” ahora de ex priístas (como él), ex perredistas ( también lo fue él ) como el Sr. Barbosa que en su momento le llamó “arrogante” y otras lindezas, y senadores que le acompañan, diputados de varios partidos entre ellos del PRI, y hasta empresarios como el, Sr. Torruco y el Sr. Romo, nieto de don Francisco I. Madero, conmovido hasta las lágrimas por la acendrada “vocación social” de su nuevo jefe, veremos que, a menos que algo muy grave ocurra (el Mesías se puede enfermar o sufrir un “accidente”, lo que sería catastrófico, impensable), además de los costosos excesos verbales en los que suele incurrir como su infortunadas declaraciones sobre las fuerzas armadas – para él no hay soldados asesinados en el cumplimiento de su deber, sólo civiles violentados en sus derechos humanos – y su reciente llamado a la oposición venezolana, para que no recurra a la violencia y busque el diálogo, cuando las víctimas son precisamente ciudadanos indefensos reprimidos, encarcelados, violentados y asesinados por el régimen de Maduro que se niega a escuchar a nadie, como no sea a sí mismo; ¿Esa expectativa tenemos con el Sr. López?: Un régimen autocrático, autoritario e intolerante como el de Maduro? Si esta es su posición como precandidato, ¿Qué podemos esperar del señor si llega a la Presidencia?
Y sin embargo, todo parece indicar que este personaje – el hombre es persistente, ni qué dudarlo y la tercera es la vencida – inescrupuloso dueño de MORENA y de sus importantes recursos pagados con nuestros impuestos, sumados a los no menos cuantiosos logrados por sus recaudadores (as), puede ganar y convertirse en el próximo presidente de México, toda vez que, además de su carisma y popularidad, al menos hasta ahora, no tiene enfrente rivales de peso, ni del PRI, ni del PAN, y menos del PRD – del Verde y el resto de los partidos mejor ni hablamos- ni siquiera en el supuesto de una alianza que pudiera darse entre algunos de estos partidos, dependiendo de quien fuera el(la) candidato(a) por supuesto, en su afán por cerrarle el paso a quien, modestamente, se auto denomina: “El Rayito de Esperanza” de México.
En cuanto a las posibilidades para un aspirante independiente, no se descartan después de lo ocurrido en Nuevo León – lo que no se ha vuelto a repetir, ojo – siempre y cuando – se vale soñar – surja un candidato(a) ciudadano(a) de trayectoria y pasado sin mácula, sin tacha, honesto(a), talentoso(a) y valeroso(a), con carisma y discurso, sensible, convincente y sobre todo: totalmente ajeno(a) a los partidos políticos tan desprestigiados en el ánimo y opinión de la mayoría de población, lo que no parece ser el caso de Jorge Castañeda – talentoso internacionalista, autor de la iniciativa para las candidaturas independientes, quien, hombre pragmático, decidió declinar a favor del ahora ex perredista senador Armando Ríos Píter – Pedro Ferriz – inteligente, carismático y popular comunicador – Álvarez Icaza,- ex secretario de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos- Denisse Dresser – talentosa politóloga y escritora – el Bronco – Primer gobernador independiente – González Noroña – ¿A cuenta de qué? – y Juan Ramón De La Fuente – ex Rector de la UNAM -, entre otros; ninguno de los cuales, y lo digo con el mayor respeto, aún en alianza, podría enfrentar con éxito al Sr. López y quienes, por lo pronto, no logran ponerse de acuerdo, en particular el Bronco, en su aspiración por llegar a la presidencia.
De manera que el Sr. López, infatigable apóstol de la (su) democracia, intrépido abanderado del antisistema, quién, con buen sentido del humor, ha puesto ”Nerviosito” al gobierno, parece avanzar aparentemente sin problemas, “Montado en caballo de hacienda” y poniendo un ultimátum severo, terminante: “ Quien no está con MORENA, está con la “Mafia en el poder” exigiendo, en un desplante por demás autoritario, a los partidos de izquierda (?) que claudiquen, que renuncien a sus legítimas aspiraciones y se sumen a su proyecto en el EDOMEX y desde luego al suyo antes que sea demasiado tarde, en el entendido de que él y sólo él será el candidato a la presidencia y a quién, no obstante, convendría recordar otros adagios: “Esto no se acaba hasta que se acaba” y “Quién siembra vientos cosecha tempestades”. Falta tiempo para el 2018 y cualquier cosa puede ocurrir.