
Ser madre en prisión
¿No es triste considerar que sólo la desgracia hace a los hombres hermanos?
-Benito Pérez Galdós
LA GENEROSIDAD DE LOS PARTIDOS
Ahora resulta que la mayoría de los partidos políticos, incluyendo a MORENA, están dispuestos a “ceder” a favor de los damnificados los recursos asignados por el INE en lo que resta del presente ejercicio presupuestal – ojo: solamente lo que queda del 2017-, arguyendo, demagógicamente, que éstos recursos “son del pueblo” lo que, por supuesto, es evidente pues provienen de nuestros impuestos como se sabe.
Pero, además condicionan este su generoso gesto, a la vigilancia y seguimiento del uso y destino que se dará a esos dineros, mediante una comisión, integrada por ellos mismos, de supervisión y control para ese propósito. Tal y como se vigila y “supervisa” el destino de los recursos que los partidos reciben del INE. Igualito.
Pero, además, no basta con esta supuesta disposición de los partidos a ceder lo que no es suyo; para lograrlo se requiere una iniciativa de reforma constitucional, su aprobación por el Congreso y por las legislaturas locales y su publicación por el Ejecutivo Federal, lo que difícilmente ocurrirá antes de fin de año, no obstante la diligencia del INE para hacerlo.
Lo anterior no escapa al entendimiento de los partidos y sus dirigentes, la mayoría de los cuales, empezando por el sr. López, brillaron por su ausencia en las labores de rescate y auxilio a los damnificados, pero no quitan el dedo del renglón reiterando su oportunista oferta de apretarse el cinturón, dada la emergencia que vive el país.
La realidad es que tanta solidaridad de los partidos políticos con los damnificados, tanta generosidad con la pobre gente, no tiene otro objetivo que el de capitalizar electoralmente la enorme tragedia vivida el pasado 19 de septiembre, digan lo que digan sus oportunistas dirigentes, algunos de los cuales han propuesto – ojo señores del PRI- lo que resulta difícil de creer, pero sería en verdad maravilloso pero absurdo: que a partir del 2018 se cancele totalmente el subsidio a los partidos políticos, el cual alcanza 6 mil 778 millones autorizados por el INE, más 5 mil 904 millones que erogarán los institutos electorales de las entidades federativas, para un gran total de 11 mil 904 millones de pesos.
Aunado a lo anterior, plantean la desaparición de las legisladores plurinominales cuyos titulares no representan a nadie como no sea sus intereses y de quienes les promueven, más nunca los de la gente que supuestamente representan, asumiendo que ambas reivindicaciones encontrarán el apoyo, la simpatía de la población, lo que no necesariamente va a ocurrir.
Reivindicaciones a las que habríamos de agregar la eliminación del fuero a los legisladores, pero también a funcionarios federales, estatales y municipales de todos los rangos y jerarquías así como la reducción de ingresos, bonos, canonjías y prestaciones diversas, que se antoja necesaria, hasta indispensable, lo cual, la verdad sea dicha, difícilmente ocurrirá, al menos en lo inmediato.
A lo anterior habría que agregar la ausencia de propuestas serias como la Reforma del Estado y su transición a un régimen semi parlamentario, la transparencia del servicio público, el combate a la corrupción y su hermana la impunidad, la Ley de Seguridad Nacional y el tema del Fiscal General, entre otras asignaturas que siguen siendo meros enunciados pues la prioridad de los partidos políticos, de sus dirigentes y legisladores no es otra que la de ganar las elecciones, llegar al poder, no importando los medios ni las concesiones, – como ésta de “ceder” recursos para los damnificados – ni las trampas, engaños y conductas ilegales a los que nos tienen tan acostumbrados, para lograr su objetivo.
La realidad es que dado el enorme desprestigio de los partidos y de los políticos; el hartazgo de la población ante tanta violencia, corrupción e impunidad; el cinismo e impudor de la clase política, la gente no cree un ápice de lo que dicen. Rechazo que se habrá de expresar de manera contundente en las elecciones del 2018.
Conviene subrayar que el tema de fondo tiene que ver con lo que es fundamental: el agotamiento del sistema y las alternativas que puedan surgir para renovarlo, para proponer un verdadero Proyecto de Nación, en el que, entre otros planteamientos, habrá de contemplarse no la desaparición de las plurinominales, cuya concepción de origen fue acertada, pero que ha sido deformada hasta hacerla irreconocible, pero sí su reducción a niveles razonables y lo más importante: su actualización en la vida legislativa a fin de que cumplan adecuadamente con la función de diversidad política e ideológica para las que fueron concebidas.
Dr. Leopoldo Sánchez duarte