El proceso electoral que estamos viviendo.
La sociedad Mexicana previo y desde el inicio formal del proceso electoral que habrá de renovar el Congreso de la Unión, gubernaturas, congresos locales, ayuntamientos y la presidencia de la República, vivirá una intensa jornada diaria de noticias, rumores y miles de mensajes en medios escritos, electrónicos y redes sociales.
En la lucha por el poder, lo deseable sería el compromiso de hacer buena política, de ganar simpatizantes, de motivar la participación ciudadana y de conocer propuestas que atiendan las demandas y los retos sociales y económicos que el país enfrenta y tiene que resolver.
Este escenario ideal es como una utopía, la realidad es que las distintas fuerzas políticas, actores, grupos, organizaciones, en la lucha por el poder van construyendo un escenario complejo, tenso, enrarecido en ocasiones, donde las descalificaciones, los rumores, las confusiones, la mala información, el descrédito, los señalamientos, muchas veces sin ninguna reserva en el lenguaje, es la realidad del tiempo que estamos viviendo, incluso en el marco de los derechos políticos y de la libertad de expresión hay quienes creen que tienen derecho hasta de insultar sin ninguna justificación y hacer de cualquier evento un escándalo.
Por una parte los ciudadanos exigen mayor preparación, vocación política, honradez, formación, experiencia, principios, ética y lealtad para dirigir al país, quieren conocer propuestas de qué, cómo y por qué, incluso que se señalen tiempos, ante el desgaste de una agenda de diferentes demandas sociales que no han sido resueltas para un sector muy importante de la población.
Por la otra existe una sociedad cansada de enfrentamientos, motivada por conflictos de intereses y disputas de quienes incluso en su intolerancia intentan imponer solo lo que ellos piensan y creen que es viable para México y lo que no coincide con ellos merece rápidamente una descalificación.
La construcción de un clima de participación más atractivo es corresponsabilidad de los participantes, partidos, organizaciones, sumados los que pretenden ser candidatos independientes para que nadie obstruya e inhiba por contaminación y descalificación del quehacer político, el interés de los ciudadanos. Todos también son corresponsables de abonar y de hacer posible un proceso electoral democrático, incluyente, que respete la ley y que los resultados apuntalen autoridades que tengan la legitimación política para llevar a cabo las grandes transformaciones sociales que el país requiere.
En el caso del PRI como partido político ha demostrado una enorme capacidad de ubicarse y adecuarse a las circunstancias políticas, sociales y económicas de los tiempos que vive México, en la última década pasó de ser un partido de oposición que muchos habían declarado que desaparecería, a un partido en el poder con el liderazgo del presidente Enrique Peña que bajo su gobierno llevó a las grandes Reformas estructurales.
México transita ahora a nuevas opciones y a nuevas alternativas con una sociedad más crítica, informada, a la que tiene que motivarse su participación para que la población en base a los mecanismos e instituciones electorales renueve sus autoridades.
Finalmente señalar que el PRI tuvo el compromiso y la claridad política en su última asamblea nacional de que tenía que renovarse, reformarse y abrir nuevos canales de participación a los ciudadanos, lo que le permitió contar con un precandidato a la presidencia de la república que pertenece a una nueva generación, con principios, preparado y con experiencia, que con ánimo, con fuerza y coraje tiene claro el reto, para ser candidato, ganar las elecciones y tener el orgullo de poder ser presidente de México, José Antonio Meade.ccccc