El Gobierno y la organización ciudadana ante los fenómenos naturales.
Uno de los enfoques fundamentales para disminuir los riesgos que corremos los seres humanos ante los desastres naturales es la prevención, la experiencia del temblor de 1985 nos deja en la memoria, la necesidad permanente de impulsar esta cultura en la población, desde los procesos constructivos de cualquier edificación, hasta la observancia de reglamentos y medidas que se deben tomar en la generación de la infraestructura urbana.
Una de las mayores experiencias que nos mostró el sismo del 85 fue el despertar de la solidaridad y de los más auténticos sentimientos de ayuda y apoyo a miles de ciudadanos que se quedaron atrapados y cientos más que fueron localizados por diferentes grupos de ciudadanos que se organizaron de manera natural y espontánea sin ninguna experiencia y que dieron muestra de una enorme calidad humana ante el dolor y desgracia de quienes buscaban a sus seres queridos o bien removían escombros para tratar de recuperar algún tipo de pertenencias, basta recordar a los hombres Topo.
El pasado Jueves 7, como hace 32 años, también en el mes de septiembre, se dio este fenómeno natural, ambos igual de intensos, quizá este último un poco más pero en condiciones diferentes, de acuerdo a las autoridades, el del 85 fue trepidatorio y oscilatorio, este último únicamente oscilatorio, además con un epicentro más lejano y más profundo, lo que permitió que las consciencias que tuvimos afortunadamente fueran muy distintas favorablemente, las réplicas, más de 100 que según se registraron, generaron temor e incertidumbre las siguientes horas, pero si bien es cierto, que la naturaleza fue más benévola con este fenómeno telúrico, también se pusieron a prueba los programas y políticas públicas implementadas por el gobierno de la republica construidas durante muchos años, para enfrentar este tipo de contingencias naturales, producto de estos tiempos donde la naturaleza nos cobra la invasión y la contaminación que hemos hecho a sus montañas, ríos y mares, y más aún en muchos casos hasta de querer ganarle terreno al mar, cambio climático sintetizado en el calentamiento global de la tierra.
Hoy de manera afortunada en las nuevas generaciones, hay una mayor cultura y conciencia de estos fenómenos a través de diferentes ejercicios y prácticas, la gente tiene más posibilidades de cómo reaccionar y qué hacer; las alertas sísmicas, los Atlas de riesgo, los procesos constructivos, las condiciones de seguridad e higiene en oficinas públicas y privadas, los simulacros, los ejercicios en las escuelas, las rutas de evacuación, salidas de emergencia, los puntos de reunión en edificios públicos, escuelas, empresas, etc. el contar con una estructura de autoridades de protección civil a nivel nacional, estatal y municipal, con facultades legales y personal especializado, incluso con la prevención de contar con la existencia de una partida presupuestal para este tipo de desastres (FONDEN), que están generando resultados distintos.
Estas últimas semanas, el gobierno de la República, los gobiernos estatales y municipales y los ciudadanos, en todo el territorio nacional, hemos sido testigos de fenómenos sin precedentes, ciclones en el golfo y en el Pacífico, lluvias intensas, inundaciones, presas en su máximo nivel, deslaves, sismos y temblores de mayor y menor nivel, entre otros fenómenos climatológicos que nos ponen a prueba.
Ante ello, miles de ciudadanos, funcionarios públicos de todos los niveles, con organización, con estrategia, con comunicación preventiva que inicia incluso por parte del presidente de México y del secretario de gobernación, han permitido, a través de información oportuna y veraz la ejecución de medidas y acciones que movilizan y alertan a los ciudadanos.
En el escenario nacional, sigue siendo una exigencia para el gobierno su coordinación y comunicación permanente con los ciudadanos, que han mostrado estar dispuestos a brindar apoyo y auxilio a la población, las próximas horas serán motivo de seguir organizados, atentos y alertas a las distintas disposiciones.
Las pérdidas humanas que hemos sufrido en los estados de Oaxaca y Chiapas, son lamentables, causan dolor y nos recuerdan lo frágiles que somos ante la naturaleza, ya el presidente Enrique Peña ha señalado luto nacional ante esta tragedia, pero también a dado indicaciones de que todos los recursos con los que cuenta el Estado Mexicano y sus instituciones, esté alerta para prevenir y en su momento reconstruir los daños y apoyar a través del empleo temporal inmediato a las familias más afectadas, destacando en esta parte el apoyo invaluable del ejército mexicano con el plan DN3 en apoyo a miles de familias, incluso ya los hogares tienen acceso al plan familiar de protección civil impulsado por la secretaria de gobernación.
Son tiempos de solidaridad y unidad ante una causa que nos une como lo es la prevención y organización del gobierno y los ciudadanos que nos hacen fuertes para hacer frente a estos fenómenos naturales.