
Fortalecen Gobierno e IMSS-Bienestar atención de salud mental en Morelos
CUAUTLA, Mor., 8 de septiembre del 2019.- Aunque entre la población es la que causa más impacto, las fumigaciones contra el mosco transmisor del dengue es la última fase contra las enfermedades del dengue, sika y chicungunya, transmitidas por el mosco Aedes Aegypti como vector.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la fumigación de espacios para el control de vectores está recomendada solo en situaciones de emergencia, para erradicar una epidemia ya en propagación o frenar una epidemia incipiente. El objetivo de fumigar espacios es la destrucción rápida y masiva de la población de vectores adultos.
El municipio de Ayala, el segundo con mayor indicencia en casos de dengue reforzó medidas de prevención del mosco transmisor del dengue con fumigaciones interdomiciliarias. Brigadas del gobierno municipal realizaron recorridos por comunidades de la localidad para abatir con campañas de desacharrización el vector transmisor de esta enfermedad.
La OMS reconoce que todo método de control que reduzca el número de mosquitos adultos infecciosos, aunque sea por poco tiempo, ha de reducir la transmisión del virus durante ese periodo, aunque se desconoce si el efecto transitorio de los tratamientos de espacios es epidemiológicamente significativo a largo plazo.
Personal especializado confirmó que la fumigación se recomienda cuando fallaron otras etapas de control, la dificultad de aplicar larvicidas en los hábitats larvarios de los mosquitos Ae. aegypti situados en espacios interiores (como recipientes para el almacenamiento de agua, macetas o platos de drenaje) supone una limitación importante en muchos contextos urbanos.
Previo a la temporada de lluvias, en el segundo trimestre del año se programa la distribución los insumos necesarios para iniciar con las campañas de prevención así como la guía para la calidad del agua potable de la OMS que incluyen recomendaciones autorizadas sobre el uso de plaguicidas en el agua potable.
Y es que, las nebulizaciones afectan a otras especies como las abejas, mariposas, libélulas y otras especies. El cuidado se precisa desde los larvicidas aplicados en los recipientes de almacenamiento de agua que deben tener baja toxicidad para otras especies y no han de modificar de forma significativa el sabor, el olor o el color del agua.
Imagocidas y tratamiento con efecto residual anteceden a la fumigación. El primero tiene por objeto reducir la densidad y la longevidad de los mosquitos y otros parámetros de transmisión. El segundo, o tratamiento perifocal, como se ha descrito anteriormente, tiene efectos larvicidas e imagocidas. Se han de aplicar los insecticidas adecuados con pulverizadores manuales de compresión y hay que tener cuidado de no tratar los recipientes que se utilicen para almacenar agua potable.
La fumigación de interiores con efecto residual consiste en aplicar insecticidas con una acción química de larga duración sobre las paredes y techos de todas las casas y casetas de animales domésticos de una zona determinada, a fin de eliminar los mosquitos vectores adultos que se posan y permanecen en esas superficies.
Cuando sea esencial reducir rápidamente la densidad de los vectores, como en situaciones de emergencia, es recomendable efectuar el tratamiento de espacios cada 2 o 3 días durante un periodo de 10 días. Posteriormente pueden efectuarse otras aplicaciones una o dos veces por semana para mantener la eliminación de la población de vectores adultos.
En municipios del oriente, “hasta la cocina” ha llegado la fumigación para erradicar al dengue tanto en espacios abiertos como cerrados.
A pesar de que está muy extendido el uso de productos químicos para tratar los hábitats larvarios de Ae. aegypti, el empleo de larvicidas debe considerarse un método complementario de la gestión ambiental y, salvo en caso de emergencia, ha de limitarse a aquellos recipientes que no puedan eliminarse o tratarse de ninguna otra forma, sostiene la OMS.