
La República de la prosperidad compartida
Reunido con don Marcos Manuel Suárez, destacado morelense reconocido por su trayectoria política, nos compartía a su hijo Marcos y a mí experiencias y anécdotas de jefes de estado, una de ellas llamó mi atención; la del ex presidente de México Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), que al término de su gobierno -a petición de su sucesor el presidente Adolfo López Mateos (1958-1964)-, le entregó tres sobres que le podían ser útiles durante la administración de su gobierno.
Ya como presidente de México, López Mateos, al tener que dar respuesta a distintas demandas de la población y su dificultad para resolverlas, recordó los tres sobres que le habían sido entregados, por lo que tomó el primero buscando alguna orientación para atender lo que estaba sucediendo con su gobierno. Al abrirlo tenía una tarjeta con un mensaje, que en síntesis decía: “Échale la culpa de todo, al que se fue; hazlo responsable de lo que pasa para que tengas un tiempo de poder actuar”.
Esta práctica de la política mexicana -y quizás de muchas partes del mundo-, ha sido instrumento de un nuevo gobierno para darse tiempo, que sin duda, es cada vez más corto para asumir con esa justificación, el no hacer las cosas que deben realizarse.
En Morelos hay un gobierno que por los resultados de la votación y la voluntad ciudadana tuvo un triunfo mayoritario, pero como afirmaba don Jesús Reyes Heroles, “ningún gobierno puede ni debe pretender satisfacer a todos, complacerlos sería imposible”.
Las elecciones fueron en julio, se cumplirán en breve cuatro meses de que se eligió al nuevo gobierno, sería lamentable que quienes ganaron la administración no entendieran que desde el momento de ser electos, tienen que atender demandas exigencias y presiones de sus gobernados, la lógica es que alguien que buscó gobernar, cuente con programas, propuestas y una idea muy clara de para qué es el gobierno.
Lo contrario es, que si este gobierno solo se guía por banderas, promesas, discursos y no se pasa a los hechos, (y más aún las y los ciudadanos no tienen claro los objetivos, y además que no cuente con los colaboradores, con la capacidad y experiencia para alcanzarlos), difícilmente se tendrán los resultados deseados.
Morelos requiere un gobierno convencido de que las cosas pueden cambiarse sin demagogia, sin bravuconadas, sin falsas esperanzas que eviten repartir los cargos públicos solo entre amigos y conocidos. Lo más grave, que el gobernador delegue y empodere a una sola persona para que asuma la responsabilidad que solo al Ejecutivo le corresponde.
Combatir la corrupción y castigar a los responsables es imperante; hoy hay dos demandas urgentes que la población está pidiendo ser escuchada; una de ellas, a gritos, mayor seguridad, que se les proteja, piden menos violencia en las calles, en los hogares en las comunidades, una más: dar fin a la huelga de la Universidad, que se advierta que se está dañando socialmente a jóvenes estudiantes, maestros, trabajadores, jubilados, que el gobierno se comprometa a conducir la solución de la huelga del espacio más importante educativo en Morelos: la Universidad Autónoma del Estado