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Paraíso de Trump en West Palm.- Abril 5 de 2017
Rodeado de financieros de Wall Street y de los empresarios más ricos de Estados Unidos, el presidente Donald Trump instaló su nueva Casa Blanca en el centro turístico Mar-a-Lago, de West Palm Beach.
En la llamada Calle de los Banqueros conviven acaudalados como Jeff Green, y miembros de las familias Ford, DuPont, Rothschild, Pulitzer, Lauder y muchos más.
Si se lo propone, Green no tiene por qué buscar una cita en Washington con Trump, pues lo puede ver en Mar-a-Lago, donde se dio el lujo de ignorarle una cena, por “no estar muy de acuerdo con sus políticas”. No votó por él.
Green invierte cientos de millones de dólares en la construcción de torres de oficinas y residenciales.
Joseph Jacobs, presidente de Wesford Capital, trasladó su empresa de 3,000 millones de dólares a Palm Beach y se siente feliz por estar lejos de las multitudes.
Importantes bancos erigieron sucursales y corredurías. Destacan Credit Suisse, Morgan Stanley, JPMorgan Chase, Goldman Sachs y otros.
Han sido contabilizados más de 70 fondos financieros y quienes mueven sus capitales en ellos aseguran que pueden llegar en sandalias a la firma de contratos, o signarlos en bares y restaurantes, despojados de la elegancia de Wall Street, Massachusetts o Connecticut.
En Palm Beach se puede llegar al aeropuerto en 15 minutos, sin perder tantas horas como en Nueva York. Por ello dicen los millonarios: Cuando estás aquí hay menos ruidos, menos estrés. ¿Por qué diablos vives en Nueva York cuando puedes despertar aquí todos los días?
“Esto es algo así como el centro del Universo. Es como si todo el mundo tuviera los ojos puestos en notros”, afirma Wexford.
Esto explica por qué Trump se la pasa de maravilla en Mar-a-Lago. Cuando llega, su avión tiene pista libre al momento y las luces de los semáforos son puestas en verde para evitarle cualquier contratiempo.
Presumido hasta el infinito, porque según dice va a ser el mejor presidente de Estados Unidos en la Historia, Trump lleva a sus más caros invitados al paraíso de Palm Beach, como lo hizo con el primer ministro de Japón.
Algunos colaboradores de Trump ya se mudaron al nuevo paraíso, entre ellos Wilbur Ross (Comercio), Ben Carson (Vivienda y Desarrollo Urbano) Betsy DeVos (Educación) y Gary Cohn (Economía).
Son de los que detestan a la Casa Blanca de Washington. Uno de ellos dijo que “esa es para gente de color”, en referencia a Obama.
Han de estar muy felices Trump y quienes lo acompañan en Florida, pero la mayoría de la población estadounidense los detesta. La popularidad de Trum ha caído a menos de 45%.