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Cuauhtémoc marca la ruta
De acuerdo con el Banco Mundial, México forma parte del 25% de los países con mayor nivel de desigualdad social y económica en un rango del cero (punto óptimo de igualdad) al uno (perfecta desigualdad). Existen actualmente factores significativos que agrandan la desigualdad social como los problemas de salud particularmente COVID 19, violencia, educación y crisis económica, entre otros; cabe entonces preguntarse ¿Formas parte o te afecta la desigualdad social en el lugar donde resides?
El filósofo estadounidense Jonh Rawls, sustentaba en uno de sus principios de diferencia, que “la distribución del ingreso y de las riquezas no necesita ser igual”; esto quiere decir, que no hay nada de injusto en la distribución desigual misma, mientras ella sea beneficiosa para todos y particularmente para los más desaventajados. La injusticia consistirá entonces, simplemente en las desigualdades que no benefician a todos.
Es un gran reto revertir la realidad que vivimos en México y, sobre todo, en las zonas urbanas y marginales, en donde la concentración de jóvenes con pocas oportunidades de estudiar o trabajar suelen traducirse en mayores niveles de violencia y criminalidad; razón por la que debe ser debatido por razones éticas, morales, económicas y políticas, buscando estrategias para derrocarlas.
El informe de Pobreza Multidimensional presentado recientemente por el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) indican que, la desigualdad genera una serie de dinámicas que afectan al desarrollo humano de la población, sin desestimar que los niveles de desigualdad incrementan y con ello es mayor la violencia e inseguridad, y eso no solo afecta a los que menos tienen, sino a todos. De ahí la trascendencia de convocar a un diálogo entre toda la sociedad para encontrar alternativas de solución y hacer una lucha frontal para abatir la pobreza y con ello los niveles de desigualdad.