
El futuro del trabajo: ¿declive?
Hay palabras que alguna vez significaron alivio, ciencia, progreso: “Fentanilo fue una de ellas. Creado en 1960 por el químico belga Paul Janssen, este opioide sintético prometía revolucionar el manejo del dolor en cirugías complejas y tratamientos paliativos.
Se trata de un fármaco 50 veces más potente que la morfina y sólo debe ser administrado bajo estrictos protocolos médicos. Pero como muchas promesas de la modernidad, su historia degeneró en tragedia.
Hoy, el fentanilo es sinónimo de muerte, crisis de salud pública y una nueva forma de guerra geopolítica. Durante décadas, el fentanilo fue un instrumento quirúrgico legítimo.
Sin embargo, su altísima potencia lo convirtió en un blanco ideal para la manipulación ilícita. Bastan dos miligramos —una cantidad invisible al ojo humano— para matar a un adulto. Esta eficiencia mortal, combinada con la facilidad para producirlo en laboratorios clandestinos, lo convirtió en el nuevo oro blanco del narcotráfico.
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