¿Es tiempo de regular la Gestación Subrogada en todo el país?

De acuerdo a los antecedentes históricos, la gestación subrogada se ejerce de forma global aproximadamente desde el año 1780 A.C., pues se contempló en el Código de Hammurabi, en el cual se estipuló que la mujer estéril que quería tener hijos debía dar una esclava a su marido con fines de procreación. En México el legislador federal no ha emitido ninguna ley que fije las reglas para el acceso a este tipo de gestación; sin embargo, en 1997 Tabasco fue el primer estado en legalizar esta práctica, mientras que en 2013 Sinaloa se convirtió en la segunda entidad. En el resto del país sus leyes permanecen intactas. Pero, ¿Es necesario regular en toda la República Mexicana este tipo de contratos de gestación?

La gestación subrogada puede definirse como aquella práctica en la que una mujer gesta a un ser humano, previo contrato o compromiso, a través del cual tiene que ceder los derechos sobre el recién nacido a la persona o personas que asumirán la paternidad del mismo. Existe la subrogación tradicional, que es aquella en la que la gestante contribuye con su propio óvulo, que es inseminado con el esperma de uno de los contratantes o de un donador externo; así también la subrogación gestacional, que es en la cual la gestante no aporta material genético, pues únicamente se le implanta un óvulo ya fertilizado perteneciente a la contratante o a una donadora tercera.

El artículo 4º de la Carta Magna, protege el desarrollo de la familia y concede el derecho a decidir sobre el número de hijos que se deseen las parejas. Es decir, la familia en cualquiera de sus estructuras, o modelos, al ser la base de la sociedad, es una institución respaldada por la máxima norma del país. No obstante a ello, a pesar de que la condición de la mujer en la sociedad no debería definirse por su capacidad reproductiva, en muchos casos la sociedad vincula a la feminidad con la maternidad, por ello los matrimonios que no pueden concebir tienen episodios de depresión e incluso sufren de estigmatización, violencia doméstica o aislamiento social.

Por ello, atendiendo a que la suprema Corte de Justicia de la Nación ha reconocido que, la decisión de tener hijos a través de la reproducción asistida es parte de los derechos de integridad, libertad personal, así como de la vida privada y familiar de las personas, resulta necesario regularse en todo el país esta práctica social, por ser sumamente común, y realizarse en su mayoría de forma clandestina, lo que genera incertidumbre en los contratantes respecto del cumplimiento del pacto y la situación filial entre el producto y los solicitantes de la gestación.

En tanto, con el fin de brindar protección a la familia que desea constituirse como tal, es indispensable que el Congreso de la Unión se ajuste a estas nuevas necesidades sociales, lo que es su obligación atendiendo al principio de progresividad consagrado en el artículo 1° Constitucional, pues no olvidemos que cuando la sociedad avanza, el derecho evoluciona. Me parece oportuno hacer esta reforma, ya que cada día hombres y mujeres presentan problemas de esterilidad.