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CUERNAVACA, Mor., 09 de septiembre 2018.- Trabajadores del Penal de Atlacholoaya, denunciaron que un incremento de anomalías, entre ellos, la alta de elementos de seguridad y custodia que no contaban con los exámenes de control y confianza, así como la instalación de una tienda al interior de la cárcel distrital de la región oriente.
De acuerdo con información oficial y de manera anónima debido al temor a represalias, personal administrativo del Cereso Morelos, informó que tras la salida del ex coordinador de las cárceles, Lucio Hernández Gutiérrez, directivos de los reclusorios han hecho de la suyas, debido a que en las últimas semanas han habilitado a más de 30 nuevos elementos de seguridad y custodia sin que hayan acreditado los exámenes de confianza.
Señalaron que también que en la cárcel distrital de Jojutla habilitaron una tienda de abarrotes, misma que es operada por dos elementos de seguridad y custodios, de los cuáles, uno de ellos de nombre Emiliano Calzada Sotelo reprobó los exámenes de confianza, sin embargo, por ser hijo de una custodia; continua laborando en la tienda, ya que de manera mensual ganan más de 10 mil pesos.
“Desde que se fue el Señor Lucio Hernández, los directivos corrieron a Eduardo Moisés Rojas Reséndiz, quien se desempeñaba como director del Cereso Morelos, en las últimas semanas han entrado al cereso sin tener los exámenes de confianza, además de que los jefes o directivos controlan todo el dinero en el área femenil”, dijo.
En la denuncia anónima, los trabajadores administrativos del Cereso Morelos, también acusaron a Evangelina Sotelo Gama, quien se desempeña como elemento de seguridad y custodia en el Cereso de Atlacholoaya, además de que está encargada del banco de armas; ya que en reiteradas ocasiones ha sido acusada por recibir sobornos, ya que las tarifas ascienden a los 50 pesos en caso de pasar alguna arma pequeña.
En la cuestión de las visitas íntimas, los jefes de custodia, reciben alrededor de 600 pesos por noche y por hora sólo 200, en caso de que pasen alguna visita al interior del reclusorio sin que cuente con una credencial, es decir, menores de edad, parientes o sin ningún parentesco familiar, el precio es de 300 pesos, mientras en el caso de que algún recluso quisiera el paso de algún estupefaciente, el precio del permiso es con un monto superior a los cinco mil pesos.