
Un nuevo capítulo en el TSJ: el reto apenas comienza
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) resolvió que Cuauhtémoc Blanco, actual diputado federal y exgobernador de Morelos, incurrió en violencia política en razón de género contra la senadora del PVEM, Juanita Guerra Mena.
Como consecuencia, tanto él como Arturo Millán, exdirector de logística de Eventos del gobierno estatal, deberán ser inscritos en el Registro Nacional de Personas Sancionadas por Violencia Política contra las Mujeres del INE, por un periodo de un año y seis meses.
Los hechos no son menores. En mayo de 2023, durante el desfile del 211º aniversario de la Gesta Heroica de Cuautla, se impidió de manera deliberada el acceso de la senadora Guerra Mena al palco principal, en un claro intento de invisibilizarla políticamente.
Esto fue acreditado como violencia simbólica y psicológica. No fue un malentendido ni una omisión: fue un acto con intención política, y de género.
Más allá del caso
Lo interesante de este fallo no es solo la sanción —que, por cierto, es importante— sino el mensaje que envía: los viejos usos y costumbres de la política morelense empiezan a tener límites.
El “aquí mando yo” o el “decido quién entra y quién no” ya no pasan sin consecuencia cuando se trata de derechos políticos de las mujeres.
Que sea Cuauhtémoc Blanco el primer alto perfil sancionado por este tipo de conducta no es casual: es reflejo de cómo, en algunos sectores del poder, no se ha terminado de entender que los tiempos cambiaron.
A tomar nota
Más allá del debate sobre si Blanco enfrentará efectos reales por esta inscripción, el precedente queda.
Y para muchos actores políticos en Morelos, más vale tomar nota: las formas importan, y el respeto a la participación política de las mujeres ya no es opcional.
Porque hoy fue un palco. Mañana puede ser la silla de poder.
(Con información de Latinus, Animal Político y La Jornada)