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Cuauhtémoc marca la ruta
Estimada Presidenta:
Desde que asumió la dirigencia del Partido, ha hecho un esfuerzo importante por recuperar, escuchar y organizar la cohesión del PRI. Su visita a diferentes Comités Estatales, municipales, reuniones con sectores y organizaciones del partido, parecen una película interminable de reclamos de pocos y muchos. Esto, para señalar un fracaso electoral del que -como bien lo dijo en su toma de protesta-, todas y todos tenemos alguna responsabilidad. Claro que es más fácil señalar supuestos y errores que asumirlos. En los próximos meses, tendrá que convocar a la elección de la nueva dirigencia, y está en la mesa la exigencia de modificar los estatutos en su programa de acción cuando menos, ya que al perder la Presidencia de México y al no ser ya el partido al frente del Gobierno de la República, necesitamos plantear lo que tenemos que hacer y escuchar a la sociedad para recuperarlo. Sin duda, son miles de priistas, los que hoy se preguntan si vale la pena seguir y sobre todo, si estamos dispuestos a cambiar nuestra mentalidad sin querer apropiarnos de la institución, la cual enfrenta una crisis actualmente.
Para nuestros detractores el partido está acabado, roto, y para ellos no hay razones para que el PRI continúe, sin embargo, miles de priistas pensamos lo contrario; para ello hay razones, argumentos, hechos e ideas que sobreviven ante estos embates. Mujeres y jóvenes esperan demasiado y se siguen explicando y cuestionando qué vamos a hacer y qué es lo que sigue.
Hacer política es dialogar en un partido como el nuestro, es condenar cualquier intento de señalar que ir a la reforma es un fracaso, también debemos plantearnos que el partido emancipe a actores que no le han aportado trabajo alguno, más que usarlo como institución.
Algunas preguntas para las o los que aspiran a sucederla en el cargo es para qué o porqué quieren dirigir al partido. Si están tan difíciles las cosas como lo señalan algunos de ellos, ¿qué los mueve entonces?
Las tesis de dos grandes priistas como Don Jesús Reyes Heroles y Luis Donaldo Colosio, (ambos ex-presidentes del Comité Naciona), están vigentes. Jesús Reyes Heroles señalaba “Primero el partido, su organización, y sus objetivos, y después los hombres que habrán de conducirlo o postularlo”, es decir, ¿Qué liderazgo le conviene al partido?
En este sentido, Luis Donaldo Colosio reflexionaba en su convocatoria: “¿Cuántos somos y dónde estamos?”, y esa respuesta es hoy más necesaria que nunca.
Presidenta, estoy convencido de que su mayor compromiso y obligación hoy como nuestra dirigente, es honrar la democracia interna del partido cuyos resultados lo fortalezcan como institución política. La pregunta para aquellos que han manifestado pública y otros en privado su deseo de dirigir al PRI, habrá que cuestionarles lo siguiente:
Si están dispuestos a servir con dignidad y honradez al Partido, evitarán seguir utilizando sus principios solo como bandera de discurso; si están dispuestos a defender la ideología del PRI y no a sus intereses personales o de grupo, o más aún seguir aliándose con otros partidos cuya experiencia ha sido costosa y en detrimento del Partido; si saldrán a la calle, dejarán el escritorio para organizar al partido en el territorio con propuestas claras, escuchando a los ciudadanos para enarbolar sus causas y ganar su confianza; si están dispuestos en la autocrítica y participar sin temores, sin regateos, sin condicionamientos en un proceso democrático y transparente que a todos convenza y el partido salga fortalecido, y lo más imporante, (hoy una exigencia ciudadana) que su trayectoria como dirigente, servidor público esté ligada a la honradez y a su buena imagen para que no se vuelva a arrastrar al partido por la conducta de unos cuantos, por sus abusos, excesos y corrupción. Las interrogantes son muchas, para algunos, el partido ha envejecido tanto que está viviendo sus últimos días, para otros es una crisis para reformarse de fondo; ni nuestros adversarios pueden regatearnos que el PRI durante muchos años logró construir las instituciones de las cuales la sociedad hoy disfruta. Incluso, muchos de los que del PRI se fueron,(y que hoy son gobierno a través de otras fuerzas políticas), fueron beneficiarios de ese partido unido y con proyecto de nación.
Sin duda, en el proceso de elección de la nueva dirigencia surgirán muchas voces; los acomodaticios que son profesionales en aparecerse en las coyunturas donde puedan ganar, y afirman que al PRI le han dado todo, y no les ha tocado nada, o los más agresivos
que piensan que el PRI les pertenece, que son los que han sido más beneficiados y que les molesta escuchar a la militancia real con respeto y consideración, y que además, ellos tienen que decidir a cualquier costa el rumbo del partido.
O bien en algunas regiones del país, están quienes se autodefinen como “damnificados” del PRI y sienten que se les debe todo. También están los migrantes internos que van de un lado a y que solo exigen para ver qué sacan. Por otro lado están la mayoría, los que suman, que son miles, millones de hombres, mujeres, y jóvenes honrados que están por convicción, sin condición, y que el partido no les ha dado nada y tampoco le exigen, solo quieren trabajo y participar, que jamás han regateado su voto, su lealtad al Partido, y que no necesitan de llevarlos a votar, lo hacen convencidos en cada elección. Ellos están a la espera en cómo y qué hacer para ayudar, sin duda ellas y ellos son los más valiosos, y que en silencio nos observan siempre.
Presidenta, las próximas semanas tendrá que haber señales, claridad, transparencia en el rumbo que sigue. Transitar sin transparencia en ocasiones es amiga de la mentira y despertaría comportamientos de muchos priistas que están enojados, molestos, o se sienten burlados, con sus razones para ello, y lo más grave, que fueran incentivados desde las arcas financieras de nuestros opositores. Incluso el viejo debate sobre el tema de si somos 32 partidos locales, o continuamos como Partido Nacional, surge en muchas regiones del país ante el acaparamiento por años de grupos de algunos estados de la República que han visto el PRI como una empresa para servirse de ella, que lo han corrompido.
Presidenta, hoy más que nunca, la elección del PRI no es un asunto de pocos; esta debe ser inicio de una renovación que SÍ indique un cambio auténtico.
Sin duda, en las próximas semanas grupos y corrientes que aspiran dirigir al PRI, (o algunos solamente controlarlo), irán mostrando sus intenciones culpando a todos de errores y malos entendidos sin precisar para qué quieren tener el PRI. Repito, usted debe convertirse en la garante de la democracia interna, y todos debemos apoyar su liderazgo para que pueda hacerlo y así evitar tensiones, conflictos, y radicalismos políticos que se conviertan en una selva donde en el desorden no va a ganar nadie.
Presidenta, ¡siga convocando al trabajo a todos!