El PRI siendo en la actualidad el partido más longevo del mundo y el único partido histórico que después de perder el poder que lo mantuvo al frente de la presidencia de México durante 70 años, tuvo la capacidad de reagruparse, de organizarse, de unirse y recuperarlo, de no perder el rumbo de un proyecto nacional, en el marco de un contexto mundial donde los partidos históricos que perdieron el poder desaparecieron.
El PRI ha aprendido durante todos estos años a construir triunfos electorales y reconocer las derrotas cuando ha sido el caso, el PRI cuando mantiene la unidad como se demostró al recuperar el gobierno en el 2012, tiene la capacidad de convocar y movilizar a la fuerza del voto popular mayoritario con propuestas claras, con experiencia de gobierno y proyectos como los que hoy propone el precandidato a la presidencia de la República, José Antonio Meade, que además de ser viables para el desarrollo del país, fortalecen su gobernabilidad democrática.
Combatir la corrupción, la impunidad, erradicar discriminación y pobreza, cumplir con la responsabilidad de dar mayor seguridad a los mexicanos; siguen siendo entre otros retos y compromisos que la sociedad exige sean atendidos, en un escenario donde los principios ideológicos parecen para algunos haber perdido su valor y se integran en coaliciones de izquierda y derecha con una postura meramente clientelar para ganar el poder.
El PRI se ve en esta compleja competencia electoral con la necesidad de convocar a una gran reconciliación, primero del priismo, de sus militantes, de sus dirigentes, sus sectores y organizaciones, sus simpatizantes, grupos adherentes, su estructura territorial, intelectuales y a todos los que coincidan y decidan apoyar en estos tiempos complejos de alta competencia electoral, para fortalecer la propuesta del partido y refrendar su permanencia al frente del gobierno de la República.
Nuestros adversarios electorales continúan promoviendo el rencor, el odio y la mentira para polarizar y confrontar a la sociedad Mexicana, no admiten críticas y presentan propuestas, unas autoritarias y otras demagógicas, la inexperiencia de unos confunde y la intolerancia de otros censura y fustiga. Su ambición por el poder los lleva a pactar y a negociar entre ellos con lo que sea y con quién sea, no hay límites ni principios, menos aún sustento ideológico, en la competencia que se vive, quieren ganar comprometiendo todo, descalificando, señalando, fustigando cualquier acción de gobierno, evitan el debate constructivo, solo atacan, señalan y confrontan, ningún resultado positivo existe o cuenta para ellos, lo importante y su único fin es debilitarnos y enfrascarnos en debates estériles y sin rumbo.
En esta coyuntura política de México debemos reconocer los priistas, que en el pasado inmediato nos han derrotado en algunas regiones del país por desprendimientos del priismo y que ante el pragmatismo que nuestros adversarios convocan todos los días para ganar el poder, estarán atentos a quienes por inconformidad en sus aspiraciones abandonen nuestras filas.
Los priistas los próximos meses con propuestas claras, con debate constructivo, con la confrontación de ideas, con tolerancia, con vocación política y sensibilidad estaremos convocando a la participación democrática de los ciudadanos para conservar el poder construyendo la unidad y la mayoría, que no la unanimidad, demostraremos nuevamente nuestra mayor capacidad de organización, de debate, de experiencia política, de movilización, de compromiso y vocación social, con las mejores propuestas, ante la nueva realidad que viven los mexicanos.