Cuauhtémoc marca la ruta
El hartazgo hacia los políticos deriva de su falta de congruencia y del poco o casi nulo compromiso para con la gente, la corrupción, y la impunidad en que se desarrolla este sistema político caduco e inservible, que somete a la población, debe ser desarticulado, desmantelado, eliminado, y sustituido por una nueva generación de políticos que emanen de la sociedad, gente que viva para la política y no de la política, gente que hable de frente y entienda las calamidades diarias de la sociedad, gente que entienda que su único y primordial objetivo es la consolidación de un régimen justo, sensible y honesto, y no el de su propio estatus o su patrimonio personal, el político que solo ve a la política como el medio para vivir mejor olvida realmente su verdadera vocación y por lo mismo, siempre tiene precio, hoy necesitamos urgentemente de políticos que tengan el valor de no tener precio, hoy el país requiere de nuevas formas de ejercer el poder, reformarlo desde sus cimientos en beneficio de los más necesitados, requerimos de instituciones blindadas, fuertes y que no permitan la complicidad ni el acompañamiento de la impunidad, una sociedad informada y participativa es esencial, sin embargo en estos momentos se hace hasta lo imposible por ocultar lo que se hace “en lo oscurito” por parte de políticos sin escrúpulos que solo viven pendientes de no perder su estatus, de no perder sus privilegios, sus proyectos personales a futuro.
No puede haber políticos millonarios, el político debe vivir en la justa medianía, el político que únicamente vive de la política no tiene justificación alguna para “vivir como rey” con un sueldo de servidor público, el diputado que gana sesenta mil pesos al mes durante tres años no puede darse el lujo de cuentas millonarias, yates, aviones o infinidad de propiedades, es imposible, a menos, claro, que como en la gran mayoría de los casos su único interés sea su patrimonio y estatus político entre los de su calaña.
Deberá pues, surgir de entre ciudadanos y políticos honestos una nueva clase política que atienda y entienda las demandas de la sociedad, ya sabemos que no queremos, pero debemos de reconocer sobre todo quienes hacen el daño, hacerlo en conciencia, reflexionar en la crítica y fortalecer los mecanismos que nos permitan ser mas asertivos a la hora de entregar nuestra confianza a quienes deberán de llevar a buen puerto los anhelos de la gente.
No podemos seguir buscando resultados distintos si nuestra actitud es sólo critica y desentendida de los grandes temas que nos afectan, debemos reconocer a los malos, los honestos -que sí los hay- los simuladores, los mentirosos, etc, etc, etc.
Todo ese universo de individuos que bien seleccionados nos pueden dar el rumbo correcto, impulsar la participación de gente que como la gran mayoría quiere ver a un México prospero y libre de corrupción e impunidad, entre mas sociedad haya en la toma de decisiones mejores condiciones tendremos a la hora de impulsar los grande cambios, generaremos políticos incorruptibles e impulsaremos instituciones más sólidas que generen un equilibrio real entre poderes, que tengan como único fin el que sus ciudadanos vivan de una vez por todas con tranquilidad, prosperidad, desarrollo, justicia, pero sobre todo, en paz.