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Exalcalde de Cuernavaca sale de prisión… para irse a arraigo domiciliario
CUERNAVACA, Mor., 14 de febrero de 2014.- Patricia estaba ilusionada, tenía una nueva oportunidad de encontrar el amor a tres años de haber enviudado. Pero algo salió mal, de un momento de alegría que tenía con su pareja, Clemente Jiménez Molina de 36 años de edad, con quien compartía unas copas, pasó a la tragedia, a la ira. Ella fue encontrada semidesnuda en las inmediaciones de la ayudantía municipal de Huejotengo, en el municipio de Ocuituco, golpeada, ultrajada. Desde ese nueve de enero, no aparece el ayudante municipal, conocido popularmente como “El Lechuga”.
Aunque la Procuraduría General de Justicia del Estado de Morelos no tiene o no quiere proporcionar información en torno al número de feminicidios registrados en Morelos al inicio del presente año, organismos no gubernamentales como Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos A.C. refiere que son ocho las mujeres asesinadas por sus parejas o por motivos que tienen que ver con el género.
La trágica historia de Patricia, es como la de muchas mujeres maduras que tratan de disfrutar su vida como ellas consideran es mejor, sin embargo, la cultura machista que hay en algunas poblaciones, aunado al grado de cultura, otros factores. José Martínez Cruz dirigente de la Comisión Independiente refiere que el feminicidio es la forma extrema de esta violencia. “En Morelos miles de voces hemos exigido que se establezca la Alerta de Violencia de Género ante el feminicidio creciente”.
Recalcó que no se puede entender el fondo de la injusticia si no vamos precisamente a las causas estructurales de la violación de los derechos humanos. En lo que va del año ya son ocho feminicidios, además la estadística nos dice que una de cada en tres mujeres sufre algún tipo de violencia. La historia de Felipa Azucena Bustamante, vecina de Taxco, Guerrero, lamentablemente no es muy diferente. Su cuerpo fue encontrado en el fondo de la Mina de arena, en la colonia Lomas del Carril, en Temixco, Morelos. Golpeada, en medio de un charco de sangre y tierra, fue identificada por sus padres que habían denunciado la desaparición de su hija.
Afirmaron que ella salía todo los fines de semana al estado de Morelos para encontrarse con un individuo, del que no conocen más detalles. Durante sus citas frecuentaban bares de Cuernavaca. La autoridad ministerial tiene como principal línea de investigación el crimen pasional.