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CUERNAVACA, Mor., 27 de junio de 2014.- Aunque el problema del bullying en las escuelas de México es generalizado, se agrava en aquellas entidades que enfrentan la llamada “violencia institucional, por delincuencia organizada y hasta por narcotráfico”, consideró el integrante del Comité Ejecutivo Nacional Democrático de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), Daniel Ávila Chavez.
Cuestionado al respecto, el académico, integrante de la disidencia, advirtió una correspondencia entre las entidades con mayores índices de violencia y la incidencia de estos casos en las escuelas.
“Es un problema generalizado, pero tiene que ver mucho con los estados en los que se viene generando la violencia institucional o por el narcotráfico. Entidades como Michoacán, Tamaulipas y Nuevo León son donde se han venido replicando este tipo de prácticas. Hay, pues, una correspondencia entre lo que está pasando en la sociedad y lo que sucede adentro de las escuelas”, señaló.
Durante un recorrido por Morelos para difundir la realización de la versión número 11 del Nacional del Educador Popular –del 15 al 19 de julio en la Ciudad de México–, Ávila Chávez consideró prioritario que los docentes se preparen ante éste y otros problemas que han comenzado a dañar el proceso educativo en los planteles del país.
Dijo que de cara a la reforma educativa impulsada por el gobierno de Enrique Peña Nieto, la disidencia magisterial no se puede quedar limitada a las protestas sino que debe de impulsar desde las escuelas una propuesta educativa, que incluya todos los temas que dañan al sector, incluyendo la violencia escolar.
Argumentó que el problema del bullying es un problema complejo que tiene que ver con la pérdida de la identidad nacional y con un programa educativo gubernamental que pone al alumno bajo un sistema de competencias. “En el momento en que impulsamos a los alumnos a competir entre ellos, propiciamos este tipo de situaciones, de enfrentar al que vean con mayor debilidad”.
Consideró, finalmente, que la única forma de resolver el problema es hacer un trabajo conjunto con los padres de familia y la única forma de combatirlo es impulsar la igualdad entre los niños. “Debemos de reconocernos como iguales, no como diferentes, sino con raíces tradiciones e identidad… si no atacamos este problema, cualquier programa oficial –con caricaturas o con novelas–, no logrará resolverlo. Hay que comenzar a trabajar una identidad entre los niños”, finalizó.