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Lamenta Gobierno de Morelos fallecimiento del artista Rafael Cauduro
CUERNAVACA, Mor, 26 de octubre del 2014.- Cada dos meses sesiona el Consejo de Adopciones, órgano institucional del DIF Morelos para que, a través de un minucioso análisis de los requerimientos exigidos a los futuros padres, determine si la adopción es procedente o no.
Desde su conformación en agosto del 2013 hasta ahora el Consejo ha autorizado siete adopciones. Este lunes 27 de octubre sesiona para proceder con una adopción más, los tiempos en los que se ha elegido sesionar son en función del proceso de legalización de los menores albergados, es decir, cuando estos son abandonados, se busca primero, la perdida de la patria potestad o en el caso de los niños maltratados que sean reintegrados a sus familias o con sus parientes extensos.
Los trámites para la pérdida de la patria potestad por abandono se resuelven en un período aproximado de tres meses, mientras que por maltrato o abuso cuando está en riesgo la integridad del menor de hasta dos o tres años, precisa Blanca Ordaz Enriquez, Jefa del Departamento de Adopciones del DIF Morelos.
Marilyn y Adrián son una pareja que, después de 10 años de casados, el más grande anhelo es tener hijos, pero al intentarlo descubrieron que biológicamente estaban imposibilitados.
Su decisión por ser padres los llevó a pensar en adoptar un niño y también intentarlo vía inseminación in-vitro hasta lograr embarazarse de Adrián Enrique, ahora de cuatro años de edad. Pero aún consiguiendo su objetivo, la decisión por adoptar seguía firme; pusieron todo su esfuerzo para convertirse en los padres adoptivos de la pequeña María Monserrat de 2 años y cuatro meses.
Durante todo el sexenio pasado Marilyn y Adrián lucharon para que su deseo de adoptar una niña, sin embargo, los trámites fueron engorrosos, tardados y nunca concluyeron.
“Iniciamos los trámites para adoptar antes de que yo me embarazara de mí hijo Adrián, pero el DIF optó por suspender el proceso cuando supieron que tendría un hijo biológico para que reconsideráramos la posibilidad de continuar o no”, señala Marilyn, quien antes de convertirse en madre de familia fue diseñadora de interiores.
“Durante dos años me dediqué a cuidar a mi hijo y decidimos retomar los trámites, pero en el DIF no hubo un seguimiento oportuno de nuestro expediente, por lo que consideramos desistir, para no tener que hacer nuevamente el papeleo”, explica.
Pero fue hasta que la llegada de la nueva administración al Sistema DIF Morelos, con Elena Cepeda de León al frente, cuando se conformó el Consejo de Adopciones y retoman de inmediato la solicitud, ya que su expediente era el más antiguo, con un retraso de seis años.
“En enero de este año recibimos una llamada del Consejo de Adopciones, para decirnos que habían retomado nuestro expediente. Fue Elena Cepeda, la presidenta del Sistema DIF Morelos, la primera en darse cuenta que nuestro caso era el más antiguo y ordenó que el proceso concluyera. Aunque tuvimos que actualizar nuestra documentación, los trámites fueron más rápidos, lo que en el pasado fueron seis años la actual administración lo resolvió en un período de seis meses”, afirma Adrian, quien es arquitecto.
Mientras la entrevista se desarrolla, Adrián Enrique y María Monserrat, juegan por todas la casa, desde el primer momento que la conoció hicieron conexión –cuenta Marilyn mientras los observa– él lloraba cuando la dejaba en el albergue, pero teníamos que pasar el proceso de 8 semanas que el DIF determina con la finalidad de verificar que en efecto, se construya un lazo sólido entre la niña y su nueva familia.
A pesar de la espera y la premura de tener a su nueva hija en casa, ambos aceptan que era el tiempo necesario para garantizar que Monserrat se desarrollará sanamente dentro de un núcleo familiar armónico y estable.
Además de los trámites administrativos, quienes desean convertirse en padres adoptivos deben pasar por análisis psicológicos, médicos y económicos por medio de los cuáles el DIF da cuenta que se trata de una familia integral, sana y responsable ya que su objetivo es salvaguardar siempre el interés superior del menor, como lo establece el reglamento del Consejo de Adopciones.
La historia de la pequeña María Monserrat
Su madre adoptiva cuenta que María llegó al albergue del DIF a los 15 días de nacida, enferma de bronconeumonía, baja de peso por el abandono y descuido en la que la tuvo su madre, quien firmó un documento para deslindarse por completo de la patria potestad de la niña.
Durante un año y ocho meses, permaneció en el albergue a pesar de que por su condición legal ya estaba lista para ser adoptada.
“Nosotros la conocimos cuando tenía un año y cuatro meses, porqué en el momento en que nos autorizaron los tramites no teníamos ni siquiera una foto de ella.”
Ahora la familia se observa feliz, la nueva integrante ha sido bien recibida por todos sus miembros. La relación con su hermano es igual a la de dos niños que nacen de la misma madre.
Juegan, comparten, ríen y de vez en cuando como es natural surgen entre ellos pequeñas riñas por los juguetes, subraya.
Sus padres se consideran preparados para educarlos, guiarlos y prevalezca en ellos una relación sana. El destino se sincroniza de tal manera que Monserrat tiene los mismos rasgos de su padre. Ambos de piel morena, cejas tupidas y ojos de un color negro intenso.