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CUERNAVACA, Mor., 24 de diciembre de 2013.- Para algunos es una responsabilidad, para otros un honor, siempre una costumbre, pero quienes trabajan en estos días festivos saben que vale la pena el sacrificio de la familia por ayudar y servir a un semejante, ya seas médico, afanador, paramédico, bombero o policía, aunque para las parejas y sus hijos la ausencia es más difícil. Entrevistados en cada una de sus áreas, quienes trabajan mientras miles de familias disfrutan de su cena de Noche Buena y los regalos de la Navidad en compañía de sus hijos, padres, esposos y familiares, están conscientes de la realidad que enfrentan y de la importancia social de su actividad.
Lorena Torres Sánchez, médico familiar de la clínica del IMSS en la ciudad de Cuautla, al oriente del estado, la ausencia de sus familiares es parte de su vida, ya que desde el comienzo de su carrera en la universidad, se dio cuenta que tendría que destinar muchas horas de su vida, aún a costa de su familia, para atender a quienes necesitan de la salud. “No es difícil, dijo, cuando se hace con vocación. Cuando comienzas tu vida no es igual que las demás. Ya sea por la mañana, al medio día, la tarde o la noche siempre habrá alguien a quien atender “.
Cristián Calvo Bahena, Técnico en Urgencias Médicas aseguró que “es una gran satisfacción y orgullo ayudar a los demás. Desde pequeño me gustó ayudar a la gente. Mis padres médicos me enseñaron con su ejemplo, siempre los vi atendiendo a un paciente sin importar el día o la hora. Es eso lo que me motiva”. Después de 14 años como paramédico y es una costumbre trabajar en domingo o días festivos, “mis hijos de 10 y cuatro años de edad ya lo saben y lo entienden.
Para Arturo Martínez García, jefe de turno del H. Cuerpo de Bomberos, con 17 años de servicio, ausentarse de su esposa y sus hijos, al principio fue difícil, pero entendió sobre la importancia de su trabajo y ahora se ha convertido en una bella costumbre. “Para nosotros ya es rutina, afirmó, aunque para muchos este sea un motivo de reencuentro familiar, fechas importantes y trascendentes para reunir a la familia”.
“Mis tres hijos de 12, 10 y 2 años, Al principio resintieron, después extrañaron, pero ahora los grandes lo entienden, al igual que su madre, quien me ha brindado todo su apoyo”. Aunque afirmaron todos que su pareja, hombre o mujer, lo entiende, reconocieron que en un principio no fue nada sencillo y el reclamo por la ausencia fue importante.