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CUERNAVACA, Mor., 26 de octubre de 2015.- Al nacer Yoshua sufrió un infarto cerebral que le provocó pérdida cognitiva, motriz y de lenguaje de manera significativa. Para sus padres fue una noticia devastadora; la parte más crítica inició con las terapias de rehabilitación, costos y traslados a hospitales especializados fuera de Morelos.
Hoy Yoshua tiene seis años y forma parte de las 100 mil 449 personas con alguna discapacidad en Morelos, según datos del INEGI. Es decir una tasa de población del 5.7% que por años fue “invisible” para las políticas públicas, por no decir que olvidada.
Para la atención de casos complejos no existe oferta de servicios de rehabilitación especializados, por parte de las instituciones públicas. Por lo que mujeres y hombres morelenses con alguna discapacidad y sus familiares, se trasladan a otras entidades, donde son atendidos de manera parcial, por lo que su proceso de rehabilitación es limitado.
Karina Bustos, madre de Yoshua, describe el periplo que emprendía hasta tres veces a la semana a la Ciudad de México, en busca de ayuda profesional para su hijo, en el Teletón, ubicado en la delegación Iztapalapa.
“El traslado al CRIT es difícil, tenemos automóvil; aún así, para quienes vivimos con una persona con discapacidad es complicado; no es decirle al niño ‘súbete al carro’. Yoshua no logra pararse solo, no se mueve, tengo que cargarlo, subirlo al carro y desplazarme con el por un lapso de dos horas y media”.
Antes acudía todos los días a las rehabilitaciones, pero tras sufrir dos accidentes automovilísticos y gastar en promedio 500 pesos al día para llegar y regresar del DF, decidió con su esposo llevar a Yoshua sólo dos días.
“Eran muchos gastos, prácticamente todo el dinero que mi esposo aporta para la atención de Yoshua es destinado a la rehabilitación, aparte los medicamentos, hospitales, estudios; no nada más es la rehabilitación, por eso es muy difícil”, detalla.
Karina Bustos refiere que personas de Cuautla, Coatetelco, Jojutla, Tetela del Volcán y de muchos más municipios que no tienen vehículo asisten a terapias fuera del estado.
“Se trasladan en transporte público y se pernoctan en albergues, eso implica gastos. Escuché que pronto construirán un Centro de Rehabilitación y Educación Especial. Me alegré porque hace falta y a nosotros nos ayudará para no viajar, disminuir gastos y riesgos en la carretera, y tener una atención integral para nuestros hijos”.