CUERNAVACA, Mor., 13 de abril de 2014.- Afuera el calor era agobiante, los artesanos se afanaban en el trenzado de las palmas con figuras que recuerdan la crucifixión o símbolos católicos; dentro de la catedral, ni un cuerpo más cabía en su nave, los oídos y las miradas estaban atentos a cada palabra que pronunciaba el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, durante la celebración del Domingo de Ramos, “pórtico” de la Semana Santa.
El líder espiritual dedicó su sermón de la edición 2014 de la Pasión de Cristo (una de las mayores celebraciones del catolicismo) a invitar a su feligresía a un acto de contrición basado en la equiparación de las actitudes de la sociedad actual con los arquetipos de la Biblia: Jesús, Judas y la oración.
Castro Castro educaba a sus ovejas en los misterios de la “palabra” al decirles que sólo dos veces al año se leen los pasajes bíblicos que refieren al calvario de Jesús de Nazaret, su muerte y resurrección (a saber de las enseñanzas católicas). Las dos fechas son el Domingo de Ramos y el Viernes Santo (donde se recuerdan las últimas horas de Jesucristo sobre la tierra); por dicha situación el prelado insistió en que los católicos deben velar por su fe y la familia, recordar el sacrificio realizado por el nazareno.
Pese a ser una celebración colmada de reflexión, fe y comunión católicos, Ramón Castro se las ideó para insertar un comentario político, inquirió a los presentes a trabajar por su religión que, pese a que actualmente algunos estratos políticos y sociales piden que la religión sea asunto de los “rincones más apartados de los conventos” es porque muchas veces lo que dice la religión no concuerda con la política “mucha veces la respiración de las personas no va por donde respiran los gobernantes” por lo que encomió a los fieles a disfrutar los “días santos” y mantener la fe a través de la oración