
Da seguimiento Margarita a estrategia de seguridad con Megalópolis
CUERNAVACA, Mor., 5 de septiembre de 2015.- El patrimonio intangible de los pueblos no puede ser tratado como objeto de espectáculo, ni como mercancías de consumo turístico; la “Noche de Muertos” es parte de los derechos de los pueblos y no pueden ser despojados de su esencia con objeto recreativo.
En lo anterior coincidieron los antropólogos Maya Lorena Pérez Ruíz, quien sustentó la ponencia “El Día de Muertos en Michoacán. Las paradojas de su patrimonialización” y Luis Miguel Morayta Mendoza, con la presentación “Tres aspectos de la patrimonialización del proceso ritual a los muertos en Ocotepec, Morelos. Un caso singular”.
La primera explicó que el ritual de muertos de los pueblos purépechas de Michoacán, como Tzintzuntzan, Quiróga, Jantzio, entre otros, en los últimos años ha sido objeto “de un turismo no regulado y depredador y sin ningún beneficio para la población indígena”.
Denunció que empresas particulares de turismo organizan recorridos en la “Noche de Muertos” para que los paseantes vean a la población que visita a sus difuntos en los panteones, ”llevan sus propios alimentos y botellas de agua y son lo único que dejan en los pueblos, basura y kilos de pet”.
Narró que otro de los fenómenos en Michoacán es la apropiación de La Catrina en ciudades no indígenas como Morelia y Uruapan, como una respuesta colectiva ante el dominio del narcotráfico y ante las secuelas de asesinatos, desapariciones y la violencia generalizada, sobre todo en la segunda ciudad que es el tránsito obligado a la Tierra Caliente.
Gobiernos municipales, empresas, comercios y familias enteras han tomado a La Catrina –creación del grabador José Guadalupe Posada– como una forma de recuperar los lugares públicos y hoy, el Día de Muertos es el del Carnaval, el concurso, el baile de las catrinas y de los altares públicos.
Por su parte, el antropólogo Luis Miguel Morayta Mendoza, señaló que el Día de Muertos en Ocotepec, es la expresión viva de la profunda religiosidad del pueblo conurbado a Cuernavaca, pero también la manifestación de su autonomía y la autodefensa del pueblo basada en la organización de sus barrios.
Dijo que Ocotepec es uno de los pocos pueblos de México que conservan su policía comunitaria, la cual es otra muestra de los aspectos sociales y políticos de la patrimonialización del proceso ritual a los muertos, como núcleo central de la identidad y autonomía.
Hizo la distinción de que cultura, patrimonio e identidad son conceptos distintos, en el caso de Ocotepec, se manifiestan primero, como herencia de la cultura indígena de respeto y convivencia con los ancestros; segundo, como acervo propio y vivo y, en tercer lugar, como raíz y apego a los orígenes.
Pérez Ruíz y Morayta Mendoza señalaron que el trabajo de patrimonialización debe ser parte de las políticas públicas de los gobiernos, por que el patrimonio intangible, no es culto anclado en el pasado, sino que forma parte de la vida actual de los pueblos, por lo cual debe protegerse de la depredación, mercantilismo y marginación.