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MÉXICO, DF, 16 de junio de 2015.- El mundo del trabajo requiere de una urgente reestructuración; se trata de lograr que los empleos sean no sólo dignos, en el sentido de que garanticen un salario y prestaciones que permitan el acceso al bienestar, como lo establece la Constitución, sino de que su estructura interna permita acceso igualitario entre hombres y mujeres, revevela un reportaje de Excélsior
El mundo del trabajo requiere de una urgente reestructuración; se trata de lograr que los empleos sean no sólo dignos, en el sentido de que garanticen un salario y prestaciones que permitan el acceso al bienestar, como lo establece la Constitución, sino de que su estructura interna permita el acceso igualitario entre hombres y mujeres.
La cuestión es de una complejidad mayor, pues la organización global y nacional del trabajo mantiene una dinámica que permite la reproducción de procesos de desigualdad e inequidad entre mujeres y hombres, no sólo en los niveles salariales, sino también de acceso a las actividades productivas y profesionales que otorgan mayor prestigio social, en el sentido que le daría a ese término un autor como Max Weber.
Cómo se comporta el mundo del trabajo en materia de desigualdad entre los géneros es un tema respecto del cual apenas comenzamos a generar información de manera reciente; en efecto, aun cuando la serie histórica de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) desagregaba información para mujeres y hombres, no ha sido sino hasta el primer trimestre de 2015 cuando se ha presentado, de manera valiosa hay que decirlo, la primera versión de los indicadores de género de esta encuesta.
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