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CUERNAVACA, Mor, 27 de octubre del 2014.- Hay placeres que no son pecado y el chocolate, en dosis moderadas, es uno de ellos, informa EL MUNDO.
La revista científica Nature Neuroscience acaba de sacar a la luz un estudio que, por primera vez, comprueba en humanos los cambios cerebrales que se producen al tomar este capricho para el paladar.
A través de imágenes realizadas con resonancia magnética, un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos) ha visto que una zona muy concreta del cerebro, asociada al declive de la memoria por la edad, experimentaba una mayor vascularización, es decir, “recibía mayor aporte sanguíneo” y, por lo tanto, “más nutrientes” y registraba “más actividad metabólica”, lo que significa una mayor predisposición al proceso de memorización.
Así lo explica en su artículo el principal autor de la investigación, Adam M. Brickman, profesor asociado de Neuropsicología del Instituto Taub de la Universidad de Columbia.
El área donde ocurren estos cambios se llama giro dentado, “una de las pocas regiones del cerebro adulto donde se lleva a cabo la formación de nuevos recuerdos”, aclaran los firmantes del trabajo estadounidense. Forma parte del hipocampo, zona clave para la memoria y el aprendizaje. Con el objetivo de examinar lo que sucede en los 2-3 centímetros que mide el giro dentado, este grupo de científicos, liderados por Brickman, ofreció una bebida de chocolate a 37 voluntarios sanos, cuyas edades oscilaban entre los 50 y los 69 años (es a partir de los 50 cuando surge el deterioro natural de la memoria, que es diferente a la alteración causada por el Alzheimer). De forma aleatoria, la mitad de ellos ingirió un preparado rico en flavonoides (900 miligramos), el principal ingrediente del chocolate, y el resto tomó otro ‘elixir’, pero con menor contenido de dicha sustancia (10 miligramos). Así lo hicieron día tras día durante un periodo de tres meses. Los participantes se sometieron a pruebas de resonancia magnética, antes y después del ensayo.
Gracias a estas imágenes, los autores comprobaron “mejoras notables en la función del giro dentado entre quienes consumieron mayor proporción de flavonoides (confieren un característico sabor amargo y un toque áspero) en el cacao”, afirma Brickman. A este hallazgo se suman también resultados superiores en las pruebas de memoria que cada uno de los voluntarios tuvo que completar. “Si al inicio del estudio un participante tenía la memoria propia de sus 60 años, a los tres meses de ingerir chocolate rico en flavonoides, sus capacidades de recuerdo eran más propias de los 30 y 40 años de edad”, argumenta a EL MUNDO Scott A. Small, otro de los responsables de la investigación. Aun así, advierte, “nuestros hallazgos deben ser replicados en futuros trabajos, que cuenten con una muestra de participantes mayor”.
Para Guillermo García Ribas, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el estudio de Brickman es “interesante, está perfectamente documentado, comprueba en humanos lo que hasta la fecha sólo se había hecho en ratones” y viene a confirmar que, efectivamente, “sí hay factores dietéticos que tienen una influencia clara sobre las zonas del cerebro que se dedican a la memoria.