Yaret Cordoba/ Quadratin Morelos
Un año más se sesión solemne en el Congreso del Estado de Morelos y al parecer los reclamos y resultados son los mismos. Hoy, integrado por apenas media docena de diputadas, tiene un rezago importante en leyes en materia de equidad de género.
Los discursos serán los mismos, las propuestas de inclusión de las mujeres a los derechos políticos con apertura y respaldo, derecho a la salud reproductiva, al trabajo, pero sobre todo a la vida, a penalizar más severamente las agresiones de género.
Las mujeres moreleneses, en su mayoría de origen campesino, son las que se ocupan de las tierras en un estado donde la migración hacia Estados Unidos, son las que ceden su sufragio a cambio de un apoyo económico para que sus hijos puedan ir por lo menos a las ciudades más grandes de la entidad a probar suerte, ya sea en la escuela o el trabajo; son las mismas que sufren violencia por parte de esposo, padres, hijos, hermanos y el temor no les permite levantar ni siquiera la mirada para exigir “una vida libre de violencia”.
Las más afortunadas están en la capital del estado y legítimamente buscan equiparar sus “derechos políticos y económicos” con los de sus compañeros. Y hago un paréntesis para mencionar a algunas de las pioneras más valiosas del feminismo en la entidad: Patricia Lavín Calderón, Elena de Florencia, Adriana Mújica, Adriana Añorve, entre otras. Muchas en las filas de las organizaciones sociales tratan en la medida de sus posibilidades de ayudar a las que tienen menos recursos para poder defenderse.
Sin embargo, la deuda sigue siendo enorme con unas y otras y, ante lo urgente en Morelos que es la inseguridad y la violencia, los discursos seguirán siendo los mismos un año más.