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Exalcalde de Cuernavaca sale de prisión… para irse a arraigo domiciliario
CUERNAVACA, Mor., 23 de enero de 2014.- Edgar Tamayo Arias fue un adolescente feliz, un joven osado a quien se le aplicó un proceso injusto que acabó con su vida, es la versión de Rafael Rojas Popoca, quien fuera su amigo cercano. El amigo de infancia y adolescencia de Tamayo, informó que Edgar “siempre tuvo fe y yo le decía en mi carta que siempre tuviera esa fe y no la perdiera. A las seis de la tarde nos dieron la noticia de que se aplazaba esto y nosotros con buena intensión creyendo de que se podía, pues, ablandado el corazón el gobernador, pero …”
Expresó que los Estados Unidos de América le han quitado la vida a miles de personas en el mundo, “famosos despliegues de ejército en el mundo, se despachan con la cuchara grande y abusan de personas débiles como con Edgar y usan las cosas a su modo. Desgraciadamente así se manejan, es una tristeza que las leyes internacionales no hagan nada al respecto”. Sobre el caso en específico, me comentó una vez que yo hablé con él por teléfono, yo viví en Estados Unidos, y él me decía que era inocente y yo lo creo así porque así lo dicen, pues las huellas dactilares de él no estaban en la pistola (que supuestamente se usó para dar muerte al policía Guy Gadis), sin embargo, como el culpable no estaba en ese momento, en Estados Unidos fabrican cosas y a él le tocó”.
De los detalles del caso, recuerda que Tamayo le dijo que había asistido a una boda y al salir encontró a un conocido y que ambos en completo estado etílico asaltaron a otra persona, quien hizo la denuncia, los detuvieron, los llevan en la patrulla y que su acompañante le dispara y da muerte al policía.
Un caso curioso, refiere el declarante, quien ha visitado ese país “y los policías están muy preparados, entonces a mí se me hace raro y si llevan a Edgar esposado con las manos hacia atrás y al otro lo esposan con las manos adelante y cómo es que dicen que Edgar llevaba la pistola y él me decía que nunca había disparado, que la pistola la llevaba el otro, pero se les había escapado y como a él lo agarraron pues obvio, fue al que le echaron la culpa…”
Cuenta que como amigo de Tamayo Arias en ocasiones no entraban a clases “para irnos de pinta a los mangos aquí en la atarjea”, empero, también destacó la faceta de Edgar como un montador de toros, a quien en alguna ocasión vio por casualidad en el lienzo charro de Zacatepec, “y fue y me brindó su toro. Yo no lo había visto que iba a montar, pero fue y me llevó su sombrero, (sonríe), y me dijo no me pongas dinero, que mejor le echara porras para que le quedara y sí, le quedó al toro. Fue la única vez que yo lo vi montar, andaba en esos menesteres”.
“Me siento muy contento de haber convivido con él, aunque sea unos cuatro años. También cuando veníamos de visita, con el compadrazgo con mis papás. Siempre fue una persona muy buena onda, es lo que recuerdo de él y con esos recuerdos me voy a quedar”.