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SANTIAGO, Chile, 17 de septiembre de 2015.- Tres minutos de horror y una noche de pesadilla: así vivieron muchos chilenos el terremoto de 8,3 grados que sacudió el centro-norte del país y la posterior vigilia por el tsunami y las decenas de réplicas.
En Illapel, una pequeña localidad en el norte de Chile, cercana al epicentro del sismo que dejaba hasta ahora diez víctimas y un desaparecido, la luz del día reveló las marcas de la tragedia.
Entre los escombros de un muro caído, Ana Cortes, de 35 años, rememoró lo que fue la noche: “Fue el momento más espantoso, el horror más grande que se puede vivir (…) se movía todo y no terminaba nunca”, relata.
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