
Hablemos, aunque incomode
El debate ya no es futuro, es inminente. El 1 de septiembre de 2025 los jueces y ministros electos por voto popular tomarán posesión. En menos de dos semanas, México estrenará un Poder Judicial salido directamente de las urnas.
La historia ofrece espejos. En la Roma clásica, la justicia recaía en un ciudadano designado como iudex privatus, un juez ocasional que resolvía el caso con base en las fórmulas del magistrado era la confianza en el ciudadano de a pie, con el riesgo de la improvisación.
Napoleón, siglos después, llevó el péndulo al otro extremo, creó jueces burócratas, funcionarios de Estado que solo aplicaban la ley escrita. “El juez es la boca de la ley” decía, su Código de 1804. Un juez limitado a ser ejecutor no creador.
México heredó ambas tradiciones, el espíritu romano de confiar en el ciudadano y el molde napoleónico del juez como servidor del Estado. Hoy parece inclinarse a una tercera vía, la justicia electoralizada. La elección judicial del 1 de junio registró apenas un 13% de participación, poca legitimidad ciudadana, pero una fuerte marca política, seis de los nueve nuevos ministros fueron impulsados por Morena.
La experiencia internacional advierte. En Bolivia, desde 2011 se eligen jueces por voto, pero los organismos internacionales señalaron que los resultados fueron magros, baja participación, alta injerencia del partido gobernante y cuestionamientos de independencia. En Estados Unidos, algunos estados también votan jueces, lo que genera campañas financiadas por intereses privados y dudas sobre la imparcialidad. En Suiza, en ciertos cantones los jueces se eligen popularmente, pero ligados a partidos políticos, lo cual tampoco garantiza neutralidad.
Los defensores hablarán de democratización, los críticos de sometimiento. Lo cierto es que el 1 de septiembre el país estrenará un modelo sin precedentes y entonces dejará de ser teoría para convertirse en práctica cotidiana.
Roma confiaba en el ciudadano, Napoleón en el burócrata, México en las urnas… aunque las urnas votaron poco y el poder votó mucho. ¿Independencia judicial o justicia partidizada? Lo sabremos en septiembre.
#QuéCosa!