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Cuauhtémoc marca la ruta
Morena ganó las gubernaturas de Puebla y Baja California, pero los números muestran que no es invencible.
Los partidos de la coalición gobernante, Morena-PT-Verde, alcanzaron el domingo (con 95 por ciento del PREP) un millón 599 mil 348 votos, que equivalen al 40.8 por ciento de los sufragios emitidos.
En tanto, los partidos de oposición obtuvieron dos millones 288 mil 277 votos, equivalentes al 58.3 por ciento de los sufragios.
De partido a partido, el PAN le ganó a Morena al tener un millón 295 mil 236 votos, contra un millón 133 mil 189 votos.
Acción Nacional tuvo el 33 por ciento de los votos y Morena el 28.9. De tal manera que quienes auguran doce o dieciocho años más de Morena en Palacio Nacional tendrán que ajustar sus pronósticos.
El efecto López Obrador se desinfla.
No son comparables las elecciones presidenciales con las locales, pero los resultados sí nos muestran que el efecto AMLO perdió aliento de manera notable para Morena: en los estados donde hubo comicios el domingo, ese partido tuvo casi tres millones de votos menos que el 1 de julio.
Todos los vaticinios y encuestas indicaban que Morena iba a barrer en la jornada del domingo, y la gran mayoría de los electores se quedó en casa y decidió no ir a las urnas.
Lo de siempre en comicios con partido prácticamente único. ¿Para qué voy a votar? Ya se sabe quién va a ganar.
El abstencionismo siempre juega en favor del partido en el poder. Y esta vez Morena enseñó que tiene los pies de barro.
Morena gana con sus alianzas: PT y Verde, pero sola no puede.
La lección del domingo es clara: si de frenar la avalancha guinda se trata, por representar una amenaza a la democracia y a la economía del país, los electores dijeron cómo debe hacerse: una alianza PAN-PRI, más Movimiento Ciudadano y PRD.
¿Quieren contrapesos políticos al poder del presidente?
Eso sólo lo puede dar la alianza de los dos partidos históricos del país: PAN y PRI. Y el concurso de fuerzas emergentes como Movimiento Ciudadano y los votos que todavía tiene el PRD.
Si el PRI en su cambio de dirigencia no se convierte en un partido paraestatal o un satélite más de Morena, las posibilidades de formar bloques opositores en algunos estados próximamente, no está descartada.
En Puebla, Barbosa triunfó gracias a la alianza de Morena con PT y Verde, porque su partido fue superado en votos por Acción Nacional.
Y si los priístas hubiesen ido en alianza con el frente que llevó a Enrique Cárdenas, éste habría alcanzado casi 800 mil votos, contra 682 mil de los tres partidos que postularon a Barbosa.
Los partidos de oposición se presentaron totalmente divididos en Baja California y fueron barridos. No hay que ser muy listo para entender cuál es la solución para evitar que los aplasten: únanse.
En Durango ganaron el PRI (16 municipios), y el PAN aliado al PRD (en 16). Morena sólo tuvo dos y Acción Nacional sin alianzas también ganó en dos.
Tamaulipas fue casi carro completo para el PAN: 21 distritos contra uno de Morena.
Aguascalientes también fue un día de campo para Acción Nacional.
Y en Quintana Roo venció Morena, pero en una de gobernador la pierde de calle con la oposición unida.
Obviamente en estas elecciones el golpe inmediato indica que ganó Morena, pues se llevó las dos gubernaturas en juego.
Sin embargo el efecto López Obrador mostró su debilitamiento a apenas seis meses de iniciado su sexenio.
Y también quedó en clatro cuál es la medicina para poner diques al autoritarismo y los disparates económicos y políticos del partido gobernante.
La unidad de la oposición es la vía, si se trata de frenar un proyecto político y económico que lleva al país de regreso al mando de un solo hombre, al empobrecimiento de la población y a la confrontación entre mexicanos.
Es dificilísima una alianza PRI-PAN, pero no imposible en algunas de las próximas elecciones estatales.
Para muchos, el panorama político cambió desde el 1 de diciembre y el dinosaurio ahora trae la playera de Morena.
Los mochos y reaccionarios hacen política desde Palacio Nacional y dan marcha atrás a las reformas que pueden modernizar a México.
Complicado, muy complicado que panistas y priistas se unan en torno a candidaturas comunes en algunos casos concretos.
Y si el gobierno logra mantener a la oposición dividida, entonces sí tendremos a una Morena invencible por muchas décadas, en el poder, y con la capacidad de moldear un país como el que ahora tristemente se perfila.