
Niega Hugo Eric protección de bancada de Morena a Blanco
CUERNAVACA, Mor., 2 de noviembre 2018.- Durante los últimos dos días, el poblado de Ocotepec ubicado al norte de la ciudad, se ha vestido de fiesta con motivo de la visita de las almas que partieron durante el último año.
El 31 de octubre se colocaron las ofrendas dedicadas a los pequeños fallecidos que en éste año en el pueblo fueron dos: Ximena y Jesús; mientras que el 1 de noviembre fueron 88 las ofrendas dedicadas a los adultos.
Con caminos de flores y veladoras afuera de las casas en las que vivían las personas fallecidas, se guía hacia las ofrendas que las familias colocan emulando una “capilla ardiente” en donde con fruta y pan se arma un “cuerpo” sobre el cual se colocan ropa y zapatos nuevos para el último viaje eterno.
Como es tradición, la ofrenda también se llena de veladoras, flores y todos los alimentos, bebidas y enseres de los que la persona fallecida disfrutaba en vida.
De esta manera recordar a los muertos es una manera de celebrar sus vidas, no faltan la música viva, los cuetes, el alcohol y la comida que se ofrece a quienes visitan las ofrendas.
A la visita de ofrendas por los muertos “nuevos” en Ocotepec que tiene lugar el 31 de octubre y el 1 de noviembre se le conoce como “cereada”; porque la tradición es que los visitantes, al ingresar a una ofrenda nueva, entreguen a los deudos una cera (vela alargada con un pequeño adorno) y después las familias ofrecen alimentos y bebidas a quienes acuden para honrar a los muertos.
Las festividades por el día de muertos en Ocotepec, han sido declarados patrimonio inmaterial de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).