Paco Guerrero Garro
De trácala a paladin
El caso de Don Julio Rejalado.
Los paladines de la democracia no se dan en maceta. Aunque sea en una democracia pueblerina y rascuache como la morelense. Alguno se ha dado, hay que decirlo y por ahí andan.
Pero, los otros, los seudopaladines, redentores, pastores de la democracia, no necesitan maceta, se crean ellos mismos, se autogeneran a base de discursos demagógicos, engañabobos, mentirosos y de esos si hay muchos.
Siempre se dice que para muestra basta un botón y en este caso que mejor botón, que el diputado Julio Yáñez, que en las últimas semanas se ha despojado de todo su cuestionado pasado y se ha autoproclamada el paladín por excelencia de nuestra sufrida ciudad Cuernavaca.
Nada más hay que oírlo, quien no lo conozca lo tomaría por una reencarnación cuata de Francisco I. Madero y Mahatma Gandhi, oír como habla de la democracia, de la ética política, de sus ideales como profeta y, si el pueblo así lo desea, próximo salvador de Cuernavaca.
He visto dos o tres spots de él, cara de compungimiento democrático, mirada que pretende ser límpida y llena de esperanza. Discursos de prócer republicano (bueno de semiprocer, porque tampoco es para tanto). No, quien no lo conozca que lo compre.
Lo único que se le olvida al diputado Yáñez es que por sus trampas, engaños, torcidas maniobras y corruptos acuerdos, llevamos ya casi 3 años soportando a Cuauhtémoc Blanco y al “Venanzio” Sanz-tracala. Por su culpa.