
La República de la prosperidad compartida
La recuperación de la Política
@vsamuelpalma
Distintas encuestas e instrumentos de medición dan cuenta que la política, los políticos y los partidos políticos se encuentran dramáticamente descalificados. Un reporte reciente de Latinobarómetro brinda datos alarmantes sobre el desencanto de la democracia en México y de los propios partidos.
El asunto es relevante, pues más allá del gusto o repudio por la política ésta es necesaria, pues por medio de ella se gobiernan las comunidades y los países, ya que es el mecanismo para generar acuerdos, colocar los desacuerdos en un plano de aportación a la vida pública; de esa forma se erigen leyes, lineamientos, instituciones, programas, acciones. Aunque a veces se busca contraponer a gobierno y sociedad, a la sociedad política y a la sociedad civil, no cabe duda que desde la sociedad se busca hacer política e influir en la política, incluso candidatos llamados independientes y que a veces dicen rechazar a los políticos buscan dedicarse a la política; no pocos gobernantes llegan a su posición con un discurso contrario a la política, pero acaban dedicándose a la política.
Si se asume que el mundo moderno no puede operar sin la política, tendríamos que pensar más bien en recuperar o moldearla, antes que repudiarla o, absurdamente, pretender eliminarla. Es necesario recordar que se empezó hablar de política como ciencia encaminada a saber orientar los asuntos públicos, los de la polis, con la idea de un bien gobernar, con una vinculación clara a la ética.
Esa idea de la política tomó otra dimensión cuando se trató de incorporar el tema del poder y la prioridad, como asunto de Estado, de la conservación del propio poder. Cierto, ahí aparece Maquiavelo que va a lo empírico a la realidad, a la lucha por el poder.
En esa perspectiva han luchado dos visiones, la de la política que se sustenta en una ética de principios, y la que ve a la política como el medio para la obtención y conservación del poder; la primera se orienta al buen gobierno, la segunda a realizar lo necesario, lo confesable y a veces lo inconfesable para mantener el poder.
Frente a la brutalidad de la política-poder, la idea de la democracia ha sido asumido como una forma civilizatoria en la lucha política, pues establece normas y acuerdos para regular el acceso al poder; sin embargo, dentro de la democracia se han logrado instaurar métodos no democráticos para regular el ejercicio del poder, éstos son los intereses de poder económico, la corrupción, el uso y abuso del dinero, la opacidad.
En la medida que eso ha ocurrido la política se ha deteriorado y ha entrado en una gran desacreditación, que se precipita por la visibilidad que es posible dar a la información y acontecimientos donde se exhibe la pobreza de la política, al estar sometida a intereses aviesos.
En efecto, el fenómeno de deterioro de la política está vinculado a su franca entrega a los intereses ilegítimos y a la pérdida que ha mostrado la democracia para regular el fenómeno del poder. Si como se dice la política es la continuación de la guerra por otros medios; sin esos otros medios, lo único que queda es la guerra política, la confrontación brutal y desproporcionada.
En Morelos eso ocurre, la política exhibida por el poder del dinero, la dilapidación, la corrupción, la falta de integridad, la carencia de un auténtico debate. Necesitamos no eliminar la política, sino recuperarla en su esencia y ¿cómo hacerlo? Las elecciones es una oportunidad para ello. Se requiere generar una conciencia que repudie los gatos excesivos, una revisión profunda de la trayectoria de las distintas figuras, sus resultados, las gestiones realizadas, los patrimonios, el debate, la discusión de programas y propuestas.
Mientras tengamos procesos electorales que premian el gasto y sus excesos, mientras la impunidad sea campante, difícilmente saldremos del deterioro de la política. El camino es recuperar una auténtica cultura republicana marcada por la honestidad, la moderación, el control de los excesos, la democracia. Así recuperaremos la política, es hora de hacerlo.