
Gestión de desastres naturales
CUANDO LAS COMPLICIDADES CUENTAN MÁS
Concentrada la atención y la una vez más proverbial, generosa solidaridad de los mexicanos ante la devastación, la inmensa tragedia desencadenada por el terremoto ocurrido recientemente en el Sureste particularmente en Chiapas Y Oaxaca, asuntos como los de Odebrecht, sus presuntos sobornos millonarios al Sr Emilio Lozoya y el hundimiento del Paso Express de Cuernavaca que costó la vida a dos personas, merecen ser retomados, en particular éste último donde la corrupción y sobre todo la impunidad, son manifiestas.
Abogado egresado de la Universidad Lasalle, con maestría y doctorado en derecho comparado y en administración pública, Gerardo Ruiz Esparza ha ocupado diversos cargos en el gobierno federal y, más recientemente, en el gobierno del EDOMEX del que fue Sub Secretario y Secretario general de gobierno y, finalmente, Secretario de Comunicaciones y Transportes en la administración de Enrique Peña Nieto.
Fue entonces cuando Ruiz Esparza tuvo a su cargo la gestión y construcción de importantes obras de infraestructura como el Circuito Exterior Mexiquense, el Viaducto Elevado Centenario, construidas por el Grupo OHL, y concesionadas a este mismo grupo, y las autopistas Toluca Zitácuaro y Ramal Valle de Bravo, concesionadas a Operadora de Autopistas S. A. de C. V..
Cabe mencionar que el Circuito Exterior Mexiquense es una obra todavía inconclusa, cuyo costo pasó de cinco mil millones a más de veinte y cinco mil, como suele ocurrir con las obras a cargo del sr. Ruiz Esparza..
Se trata, pues, de un político con experiencia en la administración, gestión y – ojo – encarecimiento de la obra pública. Seguramente por ello y dada la cercanía y confianza de su amigo el presidente, éste lo nombró Secretario de Comunicaciones y Transportes del gobierno federal, posición desde la cual ha llevado a cabo una enorme obra de infraestructura a lo largo y ancho del país con una inversión sin precedente, sobre todo en carreteras y autopistas pero también aeropuertos como el Nuevo Internacional de la Ciudad de México, cuyo presupuesto es verdaderamente fantástico, fabuloso; hoy en proceso y ya con rebases importantes respecto de los presupuestos autorizados originalmente como suele suceder con las obras a
su cargo; privilegiando la participación de grandes constructoras muy cercanas al régimen y a él mismo, como ALDESA, OHL, el grupo HIGA, ICA y desde luego CICSA y CARSO del sr. Slim, entre otras.
Frecuentemente cuestionado y hasta acusado por presuntos actos de corrupción, Gerardo Ruiz Esparza ha sobrevivido dichos ataques y señalamientos sin mayores consecuencias para su posición política y su mermado prestigio.
Hasta que, para su infortunio, el pasado doce de julio, día del abogado – él es abogado – ocurrió la tragedia que cobró la existencia de dos personas engullidas por el llamado “socavón” en el Paso Express de Cuernavaca, construido por ALDESA y recientemente inaugurado con bombos y platillos por el presidente Peña Nieto y las autoridades locales. Hecho lo cual, la SCT, instaló espectaculares agradeciendo al Presidente Peña, la magna obra, bautizada, a iniciativa de Graco Ramírez, como “Paso Express Tlahuica”, mismos que fueron retirados después de lo ocurrido.
Lo que siguió al socavón raya en lo increíble, parece de comedia. Además de responsabilizar al mal tiempo, las “inusuales, precipitaciones, lluvias sin precedente de los días y la noche anterior” el secretario hizo una serie de declaraciones que rayan en lo increíble por su falta de sensibilidad y de respeto.
Primeramente, destacó el rescate del vehículo Jetta como si eso fuera lo más importante y no sus ocupantes que sin embargo, fallecieron en el lugar.
Seguidamente, muy apenado, ofreció “disculpas a las víctimas por lo mal que lo pasaron” – ¡pero por supuesto, si perdieron la vida! – agregando, pesaroso, “que son gajes del Oficio”
Posteriormente, generoso el hombre, informó sobre la propuesta de la SCT y la empresa ALDESA para indemnizar a los familiares de los fallecidos con un millón de pesos por cada uno, en tanto, su secretaria- diligente, ella- se presentó en el domicilio de la familia para entregarle ¡un par de mochilas y útiles escolares de parte de su jefe!
Esta empleada comunicó a éste con la viuda y don Gerardo, haciendo gala de su desprendimiento y dotes conciliadoras, sugirió a la señora que aceptara su oferta pues de otra manera habría de esperar al menos quince años para obtener una resolución favorable por la vía judicial. Propuesta que desde luego fue rechazada por la familia Mena y sus abogados. Aquí cabe recordar que, recientemente, la familia política del secretario, recibió treinta millones de pesos como indemnización por el atropellamiento de su suegra, merced a la intervención de éste, por supuesto. Eso se llama equidad, piso parejo, justicia pura.
Por su parte, el presidente, ante el escándalo y la andanada de airadas reclamaciones, así como la repetida, justificada exigencia de la renuncia del sr. Ruiz Esparza, se limitó a declarar que esperaría los resultados de la investigación a cargo de la Secretaría de la Función Pública, a fin de deslindar responsabilidades.
Ante el clamor que despertaron sus torpes e irresponsables primeras declaraciones, posteriormente, durante su comparecencia en el Senado, Ruiz Esparza afirmó que el gobierno de Morelos nunca le informó sobre los problemas que había detectado en la obra y, no contento con ello, no vaciló en asegurar que él no será “víctima política” por lo ocurrido y que no dejará la SCT, que “No dejará el barco” dijo, categórico contundente.
Una vez que se conocieron los primeros resultados de la investigación a cargo de la SPF, de los que se desprenden serias irregularidades en la construcción de la obra con un costo adicional de más de mil millones de pesos – el doble de lo presupuestado originalmente – y la presunta responsabilidad tanto de las empresas como de funcionarios de la SCT varios de los cuales están siendo investigados, la SFP no omitió declarar que “No tiene nada contra Ruiz Esparza” quien, por su parte reiteró una vez más que “No descansará” porque esa es su obligación, hasta esclarecer el incidente y que “habrá responsabilidad de quien sea: empresas, supervisión, intendentes o servidores públicos”, A nadie se va a encubrir” afirmó enfático, solemne, el funcionario.
El presidente nombra a los secretarios y estos a sus segundos, terceros y subordinados de mayor y menor jerarquía; los secretarios, en consecuencia responden ante el presidente por los malos manejos, las trácalas, las omisiones, las corruptelas, las obras mal hechas en contubernio, por omisión o por incapacidad de los funcionarios nombrados por él.
No ocurre así con el sr. Ruiz Esparza, en su opinión todo mundo es responsable, menos él que, evidentemente cuenta con la aquiescencia, con el amparo de su jefe y amigo el presidente Peña Nieto, quien al protegerlo contradice el combate a la corrupción y a la impunidad en el que afirma estar empeñado como Jefe del Estado..
Más claro, ni el agua, Ruiz Esparza es intocable. No sería de sorprender que en el 2018 se convierta en diputado o senador – por eso del fuero, usted sabe – entonces sí, presentaría gustoso su renuncia sin importarle “dejar el barco”; un barco muy averiado que ya hace agua y que difícilmente llegará a buen puerto en la próximas elecciones presidenciales.
Leopoldo Sánchez Duarte