
Cuauhtémoc
Pobreza con pobre oficio de Gobierno en Morelos
@vsamuelpalma
La realidad nacional muestra cada vez más en su complejidad, tonalidades diversas en regiones y estados. El destacado crecimiento económico de Aguascalientes, Querétaro o Nuevo León, contrasta con los bajos niveles registrados en Chiapas, Oaxaca, o Guerrero. En ese sentido, también se muestra polarización entre el nivel de vida y de desarrollo en localidades o municipios.
Las clásicas diferencias entre el México del norte y el del sur parecen ahondarse, pero más allá de eso queda de manifiesto lo que pueden generar las administraciones o las gestiones de los gobiernos locales. Ellas pueden ser y de hecho son, factor de esperanza o de desaliento; en Morelos, por ejemplo, se recuerda la positiva gestión de Lauro Ortega y de Antonio Riva Palacio.
En el análisis, los parámetros resultan confusos, pues la propaganda de los gobiernos propalan las acciones emprendidas con la intención de obtener respaldo social; sin embargo no necesariamente se correlacionan los esfuerzos realizados con las mediciones sobre avances y percepciones de la sociedad.
El discurso de no alcanzar logros relevantes porque la nación no los obtiene, queda superado; más bien se presenta una lógica opuesta, consistente en que el gran potencial del país lo limitan entidades que no han podido detonar su desarrollo, en tanto otras sí lo han logrado de forma sobresaliente.
En ese sentido, cobra relevancia la calidad y la capacidad de gestión de cada gobierno local. Acciones positivas siempre existen, inversiones también se presentan en las distintas regiones del país, políticas públicas nobles en su naturaleza e intenciones de igual forma son anunciadas y propagadas en todas las entidades ¿pero cuáles son los resultados obtenidos?
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, recientemente dio a conocer su informe “Evolución de la Pobreza 2010 – 2016”, donde señala que el país avanzó en cuanto a la reducción de la pobreza extrema, pues pasó de 9.8 millones de personas en 2012, mientras que en el 2016 un total de 7.6 millones se ubicó en esas condiciones. La pobreza como tal, si bien se redujo porcentualmente, mostró un incremento en cuanto a números absolutos, en esos mismos años.
Entre las entidades que más incrementó su número de pobres entre 2012 y 2016 se encuentra Morelos, que pasó de 843 mil a 965 mil personas en esa condición entre esos años, lo que significó un aumento del 14%; sólo detrás de Veracruz y Oaxaca. Por otra parte, también Morelos se ubica entre los estados que en mayor medida sobrepasaron su gasto en 2016, antecedido por Tlaxcala, Hidalgo y Baja California Sur.
Ante esos datos uno se pregunta ¿cuál es la calidad de la gestión del gobierno de Morelos?, especialmente cuando los eventos de conflicto son reiterados como sucede con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), o con el Presidente Municipal de Cuernavaca, que tienen como común denominador reiterados desencuentros o desavenencias con el gobernador. Por otra parte, es evidente la indisciplina en el gasto público, así como el reducido control que al respecto ejerce el congreso local, o si se prefiere puede hablarse de la domesticación que observa la diputación del estado respecto del gobernador.
En condiciones de falta de equilibrio en el ejercicio del poder y de bajos resultados en la gestión del gobierno, Morelos vive una situación de desaliento y de pérdida o deterioro de las oportunidades para detonar el desarrollo de la entidad.
La energía del gobierno la concentra el procesamiento de conflictos internos que dan cuenta de una interlocución insuficiente con grupos sociales, o bien una lógica fundada en la pretensión de sumisión frente al poder, que se cobra caro, como le sucedió a la UAEM con los retrasos en el otorgamiento de aportaciones que acabaron por postergar el pago de la nómina a sus trabajadores.
En medio de polémicas y tensiones mal resueltas, Morelos pierde posibilidades para su desarrollo. Tiende a colocarse entre las entidades que frenan el desarrollo del país, y lejos de aquellas que se caracterizan por su desarrollo. Lamentable, pues la entidad tiene recursos, historia y capacidad para estar a la vanguardia.