
Migrantes bajo asedio
Los escándalos, los señalamientos, las descalificaciones, han generado escepticismo y distanciamiento entre la ciudadanía, los partidos políticos y la cosa pública, las pugnas entre aspirantes a cargos de elección popular, previos a sus procesos de selección de candidatos ha contribuido a un creciente deterioro de la imagen de los políticos y los partidos, las discrepancias, las personalidades, la falta de argumentos y propuestas están generando un escenario de tensión política sin precedente; todos exigen reglas claras de participación, mismos derechos y oportunidades y pocos respetan el marco electoral y asumen someterse a lo que la ley indica, así lo hacen cuando les conviene o les favorece.
Hoy no hay duda, quien aspire a un puesto popular debe someterse a un duro juicio ciudadano para poder ganar el cargo que deseé representar, hoy requisitos como honorabilidad, probidad, capacidad, experiencia, conocimiento, conducción ética y apego a principios en lo que se dice y hace, se enfrentan al oportunismo, a la coyuntura, a la descalificación, al mesianismo y al populismo, incluso, surgen los dogmatizamos, la prepotencia y la arbitrariedad en muchos de estos grupos en el marco de sus derechos, o incluso, hoy muchos aspirantes de un partido a un cargo de elección popular, o los que se asumen como independientes, en su afán por el poder, rebasan cualquier postura lógica y buscan un trato privilegiado, ante ello el gran reto es el fortalecimiento de las instituciones, del respeto y empoderamiento de los ciudadanos, de la autoridad electoral, el apego a la ley y el respeto a las reglas de participación política que diferentes generaciones y actores políticos en las cámaras legislativas han ido construyendo, que sin duda, siguen siendo perfectibles ante escenarios dinámicos, como la exigencia de la segunda vuelta.
En esta coyuntura hay quienes buscan rupturas, bloqueos y prácticas antidemocráticas, hasta victimizarse para lograr su acenso político lo que ocasiona el surgimiento de simuladores ideológicos.
Como mexicanos todos aspiramos a la construcción de una sociedad más participativa y exigente, por esa razón estamos obligados a hacer las cosas distintas y al margen de aspiraciones personales el compromiso debe ser con México sus presentes y futuras generaciones.
En los próximos meses se estará escribiendo un capítulo más de la historia de nuestra nación, sí queremos mejorar las cosas pero a través del fortalecimiento y permanencia de nuestras instituciones, el país vive momentos sensibles ante una recomposición de fuerzas, por eso es conveniente que entendamos lo que está haciéndose para fortalecer nuestra democracia y lo que al país y a todos nos cuesta.
El 8 de septiembre de 2017 inicia formalmente el proceso electoral donde participarán 89 millones de mexicanos con derecho al voto, para que posteriormente y durante casi 10 meses, preparar el proceso del día 1 julio de 2018, en donde se elegirán 3326 cargos de elección popular, así se renovará la presidencia de la República, 128 senadores y 500 diputados del H. Congreso de la Unión, en 29 estados de 32 en el país, se llevarán a cabo elecciones coincidentes, en 9 se elegirán gobernadora o gobernador y en 7 de ellos el voto de mexicanos en el extranjero será procesado.
Previo a lo anterior, se darán las consultas internas o procesos de elección que tengan cada uno de los partidos políticos para definir a sus candidatos en base a sus propios estatutos.
El reto para las autoridades electorales, federales y estatales es que el día de las elecciones desde temprana hora se instalen más de 155 mil casillas electorales donde estarán presentes aproximadamente 1 millón 350 mil ciudadanos, que la propia autoridad electoral deberá seleccionar y capacitar de entre más de 11 millones y medio de ellos en sorteo, lo cual representa el 13 % de los 89 millones de mexicanos registrados en la lista nominal, está previsto que en el primer trimestre de 2018, 40 mil capacitadores sean contratados para llevar a cabo este trabajo de adiestramiento de quienes estén presentes en cada casilla, actividad que es supervisada conforme a la ley por consejeros y partidos políticos.