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CUERNAVACA, Mor..– “Yo debo decir a voz en cuello que veo un Morelos herido, con hambre y sed de justicia, ofendido y burlado por aquellos que deberían encargarse de su seguridad y de la impartición de justicia”, manifestó el obispo de la capital morelense, Ramón Castro Castro, durante una misa en catedral, luego de haber encabezado la marcha por la paz en la que participaron miles de personas vestidas de blanco.
Añadió: “La radiografía que tenemos no viene del escritorio, ni de las encuestas, viene del vivir diario en donde acompañamos como pastores a nuestro pueblo. Veo con mis propios ojos y con los de mis hermanos sacerdotes. Las vivencias cotidianas de muchos párrocos, y de su servidor en las visitas pastorales, nos permiten verificar que la mayoría de los morelenses, en mayor o menor grado, deben enfrentar el dolor, la angustia, la impotencia ante el crimen organizado, la violencia, la inseguridad, la impunidad, el desempleo, la corrupción, los homicidios, la extorsión, el abuso de autoridad. Y qué decir de las fosas clandestinas donde muchos cadáveres son echados como basura sin los debidos protocolos de ley, ejemplo claro tenemos en Tetelcingo y Jojutla, y lo peor de todo es la impunidad.”
Ramón Castro Castro explicó que “el ser humano ha llegado y traspasado límites inauditos de violencia y criminalidad. Caín se ha multiplicado y Abel sigue siendo asesinado. Crueldad absurda no solamente a nivel mundial, nacional sino también estatal. En nuestro propio Morelos somos testigos que nuestras ciudades y pueblos esa realidad nos angustia y apremia. Sería necesario presentar estadísticas de cuanto está viviendo nuestro querido Morelos. Bástenos recordar, que el 92% de los delitos no son denunciados. Durante los últimos años, hemos tenido siempre alguno de los primeros lugares en delitos de alto impacto a nivel nacional”.
El obispo de Cuernavaca declaró que por si fuera poco nos aqueja además una deuda pública de nueve mil millones de pesos, seis mil contabilizados y tres mil no registrados. El estado de Morelos se encuentra endeudado por 25 años. Dinero que no se refleja en el progreso de nuestro estado. También nos preocupa y nos duele la falta de independencia de los Poderes. Nos hiere escuchar con cuanta facilidad se compran y venden las conciencias.
Nos duele igualmente una cierta miopía en reconocer nuestra descomposición social y los gravísimos problemas que nos aquejan. Nos sorprende también cuanto nos ha dejado a nuestra suerte el gobierno federal y en ocasiones nos trata como moneda de cambio, subrayó el líder de la Diócesis de Cuernavaca.
Ramón Castro concluyó que escasean autoridades que amen Morelos, que lo sirvan con amor y responsabilidad. Como dice el Papa Francisco necesitamos servidores públicos con el corazón grande y los bolsillos pequeños. Estamos cansados de corrupción, desinterés y de forjadores de castillos en el aire que sirven solo a sus propios intereses.