Morelos es una de las entidades federativas en México , donde la
alternancia política y la pluralidad ha propiciado una importante competencia en la vida política de los partidos, tanto en sus procesos internos para la selección de sus candidatos, como la propia competencia entre candidatos durante el proceso electoral para ocupar cargos públicos, donde el electorado ha tenido un comportamiento impredecible desde el año 2000, fecha en que pierde el PRI la hegemonía política en el estado y se entra de lleno a una vida política en el marco de la alternancia, con un electorado que en diferentes procesos ha mostrado una importante participación o bien ha reducido su presencia en las urnas, dando como resultados triunfos electorales de distintos partidos, si legales, pero sin lograr una necesaria legitimidad, con la compleja necesidad posterior de generar la gobernabilidad necesaria para dar resultados. La ciudadanía con su voto ha mostrado una importante capacidad de apostar a candidatos de distintas formaciones, orígenes y oriundez. Se cuenta en Morelos con ejemplos donde a partir de coyunturas en el contexto nacional hay un impulso que modifica la orientación de la voluntad política local, así como la presencia de un voto diferenciado.
Así encontramos distintos procesos donde con una figura que ascendió a diferentes cargos públicos, surgida de escenarios de coyuntura y que arriba al poder con una gran fortaleza, en el corto y mediano plazo desaparece o bien el mismo impulso que los hizo surgir lo condenan a un molesto escrutinio público.
Morelos y su población los últimos 18 años han sido testigos del nacimiento espontáneo de figuras políticas favorecidas por los ciudadanos, en el corto plazo estas poderosas imágenes caen estrepitosamente al no haber contado con una estructura y un antecedente que sostuviera su rápido ascenso.
Incluso el escenario político del estado ha conocido liderazgos surgidos de un hartazgo ciudadano cuyo comportamiento ya en el poder se convierte en impredecible y su figura esperanzadora por la falta de solidez y estructura personal pierde el brillo rápidamente.
Estos ensayos han generado un desequilibrio entre la lógica de un comportamiento político de estos nuevos actores que por su falta de formación, se alejan de toda conducción institucional, sumado a que cuando enfrentan momentos críticos de crisis o presión sus respuestas y manera de conducirse , desgastan aún más a las instituciones políticas que les dieron la confianza al postularlos, sumado a una molestia ciudadana que se aleja más de participar
En la actualidad es necesario un reencuentro, un obligado diálogo y las construcción de consensos, para darle fin a enfrentamientos estériles entre distintas corrientes y actores políticos, dentro de los propios partidos y en el escenario político en general.
Así encontramos a actores políticos que se mueven con la misma soltura y facilidad de la derecha a la izquierda, de la izquierda al centro o viceversa, más aún, señalan y cuestionan más que para dar propuestas y resultados, para llamar la atención.
Estamos convocados los próximos meses los morelenses a reflexionar los momentos que vivimos con la claridad de que todos deseamos que siempre sean mejores, donde fortalezcamos los talentos y corrijamos las desviaciones. Morelos es quizá el único estado de nuestro país donde los últimos 20 años lo han gobernado los tres grandes partidos nacionales y todos los partidos políticos han gobernado sus municipios
Está en manos de los partidos como instituciones y de los actores políticos que fracase la alternancia o consolidemos las instituciones políticas, fortaleciendo nuestra vida democrática y alentando más a la participación ciudadana.