
Gestión de desastres naturales
EL “PACTO” REDUCTO
El acuerdo económico promovido por el gobierno federal para intentar frenar la escalada de precios y contener inflación quedó en carta de intenciones, medio parecida a los “pactos” económicos de la época de Miguel de la Madrid.
Ni está garantizado que el sector empresarial contenga los precios o la clase trabajadora ahogue la protesta y demanda de incremento salarial. El tiempo va contra la administración de Peña máxime cuando no hay penetración en el mensaje del Presidente.
Las intenciones quedan rebasadas sobre la efectividad de acciones reales ante las protestas sociales en las calles, aun con agitadores incitados, pero de amplio rechazo ciudadano. Quedó corto el nuevo “pacto” versión 2017 y vientos de ingoberabilidad expelen de Los Pinos.
Ambiguo en su redacción, el Acuerdo no impone compromisos a frenar alza de precios y descafeínado este nuevo instrumento pende de alfileres porque en las épocas del salinato –quien dio continuidad a los “pactos”- la investidura presidencial era temidamente respetada.
Además con Salinas de Gortari el sector empresarial vivió una luna de miel hasta el penúltimo año sexenal y el corporativismo de la ex poderosa CTM de Fidel Velázquez permitía a los acuerdos alcanzar cometido.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) rechazó firmar el acuerdo tras acusar conocer el contenido dos horas previas al evento mediático. El dirigente del organismo, Gustavo de Hoyos Walther, dijo que las huestes hacendarias pretendieron colocar a los empresarios como responsables de los errores del gobierno.
Coparmex urgió otro acuerdo incluyente a todos los partidos políticos, organizaciones sociales y de consenso amplio con la primicia de abatir corruptelas así como la multicitada reducción al Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS) que en las gasolinas suponen 40 por ciento del costo al consumidor final.
En la incertidumbre brotan grupos organizados de saqueadores que los anti gobiernistas afirman –sin pruebas- son orquestados por el oficiliasmo, como si no hubiera ya suficiente estupidez en las incitaciones mismas.
De acuerdo a informes de la Comisión Nacional de Seguridad a la vista de esta columna es exactamente contrario el señalamiento donde mencionan a grupos de extrema izquierda radical con fechas y direcciones identificadas para ir sobre almacences de autoservicio.
La irresponsabilidad presidencial de no escuchar al verdadero pueblo irritado permite a personeros de calaña arribista abrirse paso entre contingentes para obtener taja política, cuando el hartazgo civil es contra la clase partidista y malos manejos financieros.
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En Morelos el gobernador Graco Ramírez pretendió obtener protagonismo con el asunto de las gasolinas. El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, postergó en dos ocasiones el encuentro con los mandatarios estatales porque primero atendió la firma del Acuerdo Económico con el Presidente Peña Nieto y los sectores.
Ramírez Abreu en calidad de presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores intentó colocarse al frente de una cruzada estatal para hacer comparecer al funcionario federal pero nada obtuvo y recibió el mismo mensaje que el resto de la nación, el gasolinazo queda igual.
Solamente le restó al mandatario morelense hacer un video con la cámara de un teléfono celular en la alameda de la ciudad de México en la inteción de hacer valer un liderazgo de recomendaciones que por supuesto no fue escuchado.
El hacendario Meade atendió a los gobernadores en su propia arena y condiciones por lo cual una pretendida sesión de la Conago en lujoso hotel de la capital quedó con las sillas vacías y más de 100 mil pesos tirados a la basura.
En el estado provocó más descontento que antes de conocer las medidas emergentes del gobierno federal fuera pactado un aumento al pasaje público de seis a ocho pesos y la administración local no quedó bien ni con la ciudadanía ni operadores de rutas.
Hay de convocatorias a convocantes. El hijastro del gobernador y dirigente del PRD morelense, Rodrigo Gayosso, llamó el pasado domingo a una protesta en Plaza de Armas de Cuernavaca. No asistieron ni 150 personas aun cuando regalaron trozos de rosca de reyes.