
Alarma en Tequesquitengo por colapso de muelle
Del barrio de Tepito, Cuauhtémoc Blanco nunca pensó que como presidente municipal de Cuernavaca su principal problema es enfrentar la ola de delincuencia. Esto sin contabilizar la falta de agua, obras y atención social. Es la ola delictiva que agravia a la sociedad cuernavacense, y que reclama, con justa razón, protección.
Recientemente cuatro jóvenes universitarios fueron asesinados brutalmente en la zona sur de Morelos y los ataques se dirigieron al Gobierno Estatal, no a quienes están encargados de la prevención del delito: los ayuntamientos. La violencia en Morelos está sin control. Simplemente la tierra de Zapata es la segunda entidad más peligrosa de México, claro antes están nuestros vecinos de Guerrero.
Cuauhtémoc Blanco dejo los estadios futboleros nacionales e internacionales, y entra al campo donde manda la delincuencia. La danza de los números no falla: de las 76 ciudades más grandes de México, Cuernavaca registra el mayor número de delitos violentos. Más claro, es quizá la más insegura de la nación.
Como pedirle a la sociedad que mantenga la calma si dentro y fuera de sus hogares son atacados por quienes se dedican al delito: delitos violentos en Cuernavaca con más de 14 mil por cada 100 mil habitantes. Somos la punta nacional. Para el colmo ya estamos en el lugar “7” de las ciudades más inseguras con 28.7 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Urgente que Cuauhtémoc Blanco convoque a sus colaboradores, inclusive a sus enemigos políticos, a sumar fuerzas para atender el reclamo social de seguridad. Mientras se pelean porque la ciudad está llena de “baches”, que falta agua y obras en las colonias o si la firma del “cuau” es legítima en un contrato, en los hogares y calles la “ola delictiva” avanza.
Las estadísticas de diversas organizaciones son variadas, pero en general, como las del “Índice de Paz en México 2015, simplemente nos muestran que van perdiendo los habitantes. La seguridad es base del desarrollo, por lo que es la hora de que las fuerzas policiacas y los jefes políticos municipales unan fuerzas y den paz a las familias.