
Gestión de desastres naturales
Al regreso de la gira por China el Presidente Peña acusaba dos factores innegables en la peor semana de un sexenio en el subsuelo de popularidad: cansancio y hartazgo.
Descendido del nuevo B787 “Dreamliner” –abono a la andanada de descalificaciones- el mandatario arribó minutos antes de las 10 de la noche del pasado lunes 5 a Los Pinos para encontrarse con recientes mediciones sobre la gira G20, las explicaciones del homenaje a Trump, el eco de la encerrona con jóvenes y la expectativa sobre el paquete económico.
Gobernación y oficina de la Presidencia le extendieron un saldo desastrozo en todos los frentes. Ni la foto con Obama abonó a aliviar el sentimiento de indignación generalizado y desde el vuelo de regreso a México iniciaron los reproches a Luis Videgaray.
Cientos de columnas, editoriales, mediciones y reclamos en una sorprendente totalidad de medios liquidaron la paciencia hacia el plenipotenciario ex secretario.
En China los líderes de las economías mas influyentes dijeron a Peña que la confianza sobre manejo de las finanzas estaba en punto de quiebre. Otro rejón.
Obama se dejó fotografiar sonriente con el presidente mexicano pero Hillary Clinton exhibía por primera vez el coraje de la revivida que dio la genialidad de placear a Trump como jefe de Estado.
La amabilidad de Obama fue de esas que lejos de aliviar tensión aumentan preocupaciones. El daño estaba hecho pero de ninguna manera el huésped de la Casa Blanca iba a recriminar, no en público