
Impiden paso al CRIJ a patronato fundador
AYALA, Mor., 30 de abril de 2015.- Una mariposa muerta y un carrito de plástico jalado por un hilo, son suficientes para que Felipe, un menor de seis años de edad, pueda disfrutar de un momento de juego este 30 de abril Día del Niño. No aspira mucho, sabe que su familia, al igual que cientos más en la comunidad de Tenextepango, en Ayala, trabaja como jornaleros en los campos de cultivo de hortalizas donde no se gana mucho.
Con una sonrisa inocente Felipe cuenta como juega con sus cuatro hermanos, cuando tienen tiempo para hacerlo, ya que las jornadas matutinas en el campo piscando ejote, frijol o pepino, son largas y cansadas, “a la pelota, con las canicas o con mis carros”, nos dice con su español mocho.
Esta es la realidad que viven cientos de niños que se encuentran inmersos en los campos de cultivo del municipio de Ayala, la mayoría provenientes de Guerrero, de donde escapan de la pobreza, la violencia y las pocas oportunidades para trabajar. Poco a poco se dan cuenta que la tierra prometida ofrece algunos beneficios, si trabajas más, ganas más, por eso es que toda la familia participa para obtener mayor “ganancia”. En el mejor de los casos 150 pesos por una jornada de 7:00 am a las 14:00 horas.
Por momentos la narración en voz alta de Felipe, nos permite entrar en sus pensamientos, donde la imaginación lo transporta a un lugar maravilloso donde una gran ave fantástica es trasladada por su vehículo a gran velocidad, la cual logra pasar una serie de obstáculos, grandes y caudalosos ríos y una enorme y profunda barranca, sin que le pase nada.
Este año seguramente será diferente, el proceso electoral, da la oportunidad de que algunos jovencitos puedan obtener una pelota de plástico, con un costo de 6.50 pesos, de los candidatos que buscan la mayor cantidad de votos.
Una voz tímida pero fuerte, lo llama, es su mamá quien interrumpe el momento, no enojada, pero si inquieta, ya que Felipe al igual que sus hermanos, no van a la escuela, ellos tienen que ayudar a sus padres en el campo para completar para la comida; los pagos son bajos, pero la necesidad de cientos de familias que llegan de Guerrero a Morelos para trabajar es mucha y en ocasiones eso se los critican mucho.