México: No. 1 en curar crudas

CUERNAVACA, Mor, 4 de febrero de 2015.- En México podremos no ser muy buenos en muchas cosas, pero tenemos el primer lugar en obesidad, en embarazos de menores y…

OK. Empecemos de nuevo. Puede que en México tengamos muchos puntos débiles y áreas de oportunidad, pero si en algo somos expertos es en la fiesta, el arte de beber y todos sus derivados. Y sé que si existiera algo así como “El Mundial de la Cruda”, México sería indudablemente campeón de campeones. He aquí algunos ejemplos de cómo mundialmente somos superiores en eso de curárnosla. Vean:
MÉXICO vs. POLONIA (1-0)

Allá: Beber el líquido de un frasco de pepinillos.

(Estimados hermanos polacos, temo decirles que les están viendo la cara de güeros. En I bet you will te daban $50 dólares por hacer eso).

¿Porrrr?: El líquido de los “pickles” tiene una alta concentración de electrolitos (especialmente sodio), el cual te puede ayudar a reponer todos los minerales perdidos en tu guarapeta…O bien, te hará cantar Oaxaca, echando pa’ fuera todo el jager que te embutiste anoche.

Nosotros: Clamato preparado.

¿Por qué funciona? La deshidratación es uno de los principales síntomas y causas de la cruda. El jugo de tomate te ayudará a rehidratarte, reponer los electrolitos perdidos y a eliminar con mayor velocidad el alcohol de tu sangre.

MÉXICO vs. COLOMBIA (2-0)

(¿Guayabo? ¿Es neta? ¿Así le llaman a su cruda?… Ay, parce, empezamos mal: en México “guayabo” es una cosa muy pero muuuuy diferente…)

Allá: Caldo de Pajarilla.

(Uhmm… ¿Cómo así, parce? ¿Caldo? ¿Pajarilla?… Un caldo con hígado, riñón, corazón y habichuelas. Mmmm. ¡Provechito!)

¿Porrr?: Puede que la sangre cuajada de res y la cantidad extra de sal te ayuden a reconfortarte, además hay una gran probabilidad de que te ocurra el mal del puerco, el cual te mandará directo a roncar y despertarás empachado pero sin cruda.

Nosotros: Pozole.

¿Por qué funciona? Lo rico y calientito del pozole te harán olvidar y sudar todo el mal de tu cuerpo; es más, hasta una cervecita se te va antojar. ¡Pos’ oye!

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