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Abelina López, de vendedora de pan a presidenta municipal de Acapulco
MÉXICO, 28 de diciembre de 2014.- El Partido de la Revolución Democrática (PRD) está en la “más grave crisis” de su historia, reconoció el 29 de noviembre el dirigente nacional, Carlos Navarrete. La desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014, de la que está acusado el ex alcalde de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca, dejó al descubierto que candidatos del crimen organizado podían llegar a cargos populares bajo la bandera del sol azteca.
A ello se sumó la renuncia del fundador del partido, el tres veces candidato presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas, quien dejó su militancia ante la descomposición develada por el caso Abarca, y por no percibir un cambio de rumbo de la dirigencia nacional, en manos de Navarrete, integrante de Nueva Izquierda, corriente conocida como Los Chuchos.
Para la diputada federal Aleida Alavez, integrante de Izquierda Democrática Nacional (IDN), corriente encabezada por René Bejarano, ambos sucesos, la caída de Abarca y la renuncia del otrora líder moral perredista, fueron hechos que detonaron la crisis perredista.
“Las dos son graves, una consecuencia de la otra, que se vaya Cuauhtémoc Cárdenas a falta de probidad de quien dirige al partido actualmente, que no se quiera dimensionar en aras de mantener la mayoría estructural. El PRD ahora está en franco deterioro, muestra cómo fuimos omisos, lo digo en general, en el caso de IDN hemos denunciado atropellos hasta el cansancio en contra nuestra y no se ha actuado.
Esa falta de miras de quienes nos dirigen hace que no salgamos bien de manera unánime a la población”, explicó a Quadratín México la vicepresidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
José Luis Abarca pasó de vender sombreros a ser dueño de un centro comercial, y se le acusa de usar recursos de Iguala para pagarle al grupo criminal de Guerreros Unidos, entre cuyos líderes se encontraba uno de los hermanos de su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa.
La ex Primera Dama de Iguala aspiraba ser consejera perredista, antes de huir de Iguala. La crisis le estalló a Navarrete apenas se estrenó como dirigente.
En la sesión en que el Consejo Nacional debía elegir al nuevo dirigente, antes de hacerlo el órgano partidista decidió expulsar a Abarca del partido, y aunque IDN pedía deslindarse del gobernador Ángel Aguirre Rivero, el Consejo, dominado por los chuchos, lo impidió. Pero Aguirre comenzó a quedarse solo y cada vez aumentaron las sospechas de que estaba al tanto de la protección que Abarca daba a Guerreros Unidos, por lo que hasta los perredistas comenzaron a pedir su renuncia, que llegó el 23 de octubre.
El propio Comité Ejecutivo Nacional (CEN) perredista le pidió a Aguirre solicitara licencia a su cargo. Del perdón a la “responsabilidad política” Dos días después de tomar posesión, el nuevo CEN perredista se trasladó a Iguala y Navarrete pidió perdón a la sociedad por postular a Abarca. Pero las críticas por abrirle las puertas al ex alcalde continuaron.
El 5 de noviembre los ex dirigentes, Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Guadalupe Acosta Naranjo, también de “los Chuchos” salieron a quejarse que la crisis causada por Abarca era usada por sus enemigos para sacar lucro político. Acababa de caer la llamada pareja real de Iguala, Abarca y Pineda, en Iztapalapa, delegación gobernada por el PRD, por lo que algunos medios de comunicación consideraron que ahí llegó la dupla porque podía encontrar protección. Empero, los ex dirigentes admitieron que tenían “responsabilidad política” por no atajar la candidatura de Abarca.
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