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Lamenta Gobierno de Morelos fallecimiento del artista Rafael Cauduro
CUERNAVACA, Mor, 17 de diciembre del 2014.- “En una noche como hoy, ustedes comprenderán que decir ‘gracias’ es poco decir. Aunque, como dijo Franco cuando mataron a Carrero Blanco, ‘no hay mal que por bien no venga’, informó el periódico EL MUNDO.
Estos días he recibido tanta solidaridad, tantas complicidades, que por un lado me han conmovido hasta los huesos y las lágrimas, y que por otro lado esa fantasía de saber qué pasaría en el entierro de uno… la he vivido yo”. De esta forma ventiló este martes Joaquín Sabina en el Barclaycard Center (antiguo Palacio de los Deportes) las especulaciones desatadas tras su primer concierto que daba en solitario en Madrid en cinco años, el pasado sábado, y que tuvo que abandonar antes de los bises debido a un episodio de pánico escénico o “un Pastora Soler”, según su explicación en aquel momento.
Por eso, “desoyendo negros presagios”, dijo ayer Sabina delante de sus músicos, “lo que quisiéramos hoy es dar para ustedes el mejor concierto de nuestra vida”. Una promesa que fue recibida con la ovación de los cerca de 10.000 asistentes en pie.
Sabina explicó las razones para volver a recuperar su disco ’19 días y 500 noches’ con motivo del 15 aniversario de su publicación en esta gira, que lleva por título ‘500 noches para una crisis’ y que tendrá su continuación en el Palau Sant Jordi de Barcelona el 22 y 23 de diciembre, como punto final a un exitoso recorrido que contó con 26 paradas en Sudamérica entre finales de verano y otoño. Un relato que nada tuvo que ver con las habladurías sobre el ‘palo’ que le habría metido Hacienda a él y a otros cantantes de ‘la ceja’ y que le habría obligado a volver a salir de gira: “Dirán ustedes por qué. Y yo también. Pero tampoco lo sé. Porque en mi casa nunca se oyen discos míos, porque en mi casa solo se oye buena música”, empezó explicando con su voz de papel de lija.
“Unos amigos argentinos me quisieron llevar ‘ashá’ y me pusieron ese disco. Empecé a escucharlo enfurruñado.
Me puse un whisky. Seguí enfurruñado. Pero al tercero me parecía un disco comparable al ‘Sgt. peppers'”, recordó.
“Las canciones habían envejecido como los viejos verdes, moderadamente bien. Además, aquel fue el último verano de mi juventud, que alargué hasta los 50”. Después, en 2001, le dio un ictus, que pudo ser grave, aunque él aseguró que no le dejó secuelas, mirándose la entrepierna.
“Sí que cambié de vida. Porque este disco se hizo en noches insomnes. Abandoné determinadas sustancias no especialmente recomendables para la juventud, pero que dan mucha risa.
Como entre los músicos corría mucha droga, me fui con los poetas, pero estos son muy borrachos”, relató después ante las risas de la concurrencia sobre su pasado ‘cocaínico’. “Aplauden ustedes las buenas compañías”, remató antes de recordar su pasado ‘putero’ en ‘Una canción para la Magdalena’, cantando a una mujer de farola.