![](https://morelos.quadratin.com.mx/www/wp-content/uploads/2023/01/73339F75-3844-47F8-B342-2F5E77A4A9D5-107x70.jpeg)
Asistirá alcalde Enrique Galindo a reunión con el Rey Felipe VI en Madrid
CUERNAVACA, Mor, 15 de diciembre del 2014.- A pesar de esa imagen imponente, el tigre Phevos es una de las víctimas más recientes de la crisis económica que vive Grecia, y tuvo que cruzar medio mundo para encontrar un nuevo hogar, informó BBC MUNDO.
“Reacciona bien cuando le hablas suave y le encanta que le acaricies la cabeza”, dice David Barnes, antiguo inspector de la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales, una organización británica que desde 1824 se dedica a la protección de las especies.
Barnes pasó el último año tratando de encontrar una vía para rescatar a Phevos de un pequeño zoológico en Trikala, en el centro de Grecia.
El zoológico atraviesa una severa crisis financiera, como todo en el país, y había preocupación porque el tigre no estaba recibiendo ni la comida, ni la atención adecuada.
El zoológico solía tener un veterinario residente, pero llegó un punto en que no pudo seguir pagándolo.
Las alarmas se encendieron cuando en marzo pasado, Athena, el otro tigre que tenía el zoológico, murió a consecuencia de complicaciones en una pata infectada.
“Fue una muerte por negligencia. Pura y simple. Si esto hubiese ocurrido en Reino Unido tendríamos una investigación. Tomó cuatro meses conseguir un permiso del gobierno griego para poder aplicarle anestesia. Una locura”, explica Barnes.
Pero no había nada qué hacer, los tigres son propiedad del gobierno, y había que esperar la autorización. Frente al caso de Athena, Barnes decidió realizar todos los esfuerzos para salvar a Phevos, mitad tigre bengalí mitad siberiano. Pero, ¿cómo rescatarlo?
El rescate del tigre
El problema principal fue vencer la burocracia y no tanto cómo transportarlo a otro continente.
“En cada esquina encontré algo que impedía el trámite. Me tomó ocho meses de llamadas telefónicas, correo y hasta mensajes de texto para resolver todo el papeleo oficial”.
Hubo un momento, cuenta David, que sintió que no lo iba a lograr. “Pero una vez que me lo propuse, me dije que tenía que llegar hasta el final”.
La negociación entre el gobierno griego y las autoridades de Estados Unidos, donde finalmente pudo encontrar un santuario que recibiera a Phevos, fue intensa, así como con los funcionarios de Trikala.
Phevos necesitaba un permiso bajo las regulaciones de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción, dado que solo quedan unos 3.000 tigres silvestres.