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CUERNAVACA, Mor 30 de noviembre del 2014.- Es el viaje más largo (en tren) jamás contado. Ni vivido. 13.052 kilómetros a través de estepas heladas a -30ºC, desiertos donde abundan los bandidos y cordilleras descomunales por las que anduvo el mismísimo Marco Polo, nforma EL MUNDO.
Desde el extremo más oriental de China, el Yixin’Ou cruzará Kazajistán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Francia… Hasta ocho países para alcanzar el mismo corazón de la capital de España. En total, 21 días sobre raíles, batiendo en un 40% el trayecto del mítico Transiberiano (9.289 kilómetros).
Aquí, por las fechas en las que hará su entrada y por los muchos juguetes que trae en sus vagones azules, será recibido como el tren de los Reyes Magos. En total, 30.560 metros cúbicos de mercancías, con un peso superior a las 1.000 toneladas.
Todo es desmesurado en el Yixin’Ou, concebido por los capitostes chinos para inaugurar lo que sería la rama española de la nueva ruta de la seda del siglo XXI. Habrá tantos relevos de maquinistas que dejarán en poca cosa al célebre Pony Express (el sistema de correo del salvaje Oeste en el que jinetes sucesivos se turnaban para hacer posible el milagro de llegar a tiempo). Ahora, según los cálculos de un periodista estadounidense que cubrió para The New York Times el trayecto entre Kazajistán y Polonia meses atrás, “más de 100 conductores y vigilantes se montan en turnos a lo largo de un viaje de tres semanas”.
18 de noviembre. Estación de Yiwu, la ciudad donde converge el «todo a un euro» del sureste de China. 11.00 horas. Una locomotora naranja, engalanada con cintas rojas, arranca con un estirón que pone en movimiento una caravana de 40 vagones azules entre los aplausos de las autoridades locales. Lento y majestuoso, en poco más de cinco minutos, el gusano de medio kilómetro se esfuma rumbo a su destino final: la estación Madrid-Abroñigal.
El gran viaje había comenzado. En el andén quedaba el trabajo de unos operarios movilizados para dar gala a la aventura inaugural. Una enorme bandera china había cubierto para las fotos el morro de la locomotora mientras el secretario del Partido Comunista local, Li Yifei, proclamaba con la pompa de la ocasión: “Queremos convertirnos en el punto de partida del cinturón económico de la Ruta de la Seda”. Palabras mayores a tono con las pretensiones del mismísimo presidente del país, Xi Jimping. En los últimos meses, en su afán por hacer renacer de sus cenizas la ruta medieval que tiene en Marco Polo a su viajero más célebre, el líder se ha comprometido a invertir 32.000 millones de euros en infraestructuras ferroviarias. Su objetivo: fortalecer el dominio chino del comercio, lastimado desde el siglo XV, cuando aún funcionaba la Ruta de la Seda original.
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